22 junio, 2011

Interculturalidad, gesto y gestión


El concepto de interculturalidad suele aparecer confundido con otras formas de contacto entre culturas diversas. Una de las confusiones más habituales – y quizá la más extendida – es suponer a la identidad como un objeto dado de una vez y para siempre que lleva a las personas a comportarse en modos más o menos fijos. Se cristaliza la conducta porque se cristaliza la identidad para decirlo rápidamente.
Otra confusión habitual es plantear la interculturalidad como una relación entre los nativos de un territorio y los inmigrantes. La experiencia europea con los inmigrantes provenientes de África y de América suele estar en la base de esta mirada.
Vista desde nuestras tierras la interculturalidad tiene, por supuesto, esa dimensión. Pero también complejidades mayores producto de tradiciones milenarias dadas en un mismo y extendido territorio junto a otras hoy bicentenarias.
Nuestra América tiene interculturalidades diversas cuyas dinámicas no son tan fáciles de reducir a definiciones imbuidas de ciertos mecanicismos académicos. La modernidad europea nos heredó estados nacionales que, en su origen, se pretendieron homogéneos; lengua y religión oficial mediante.
Claro que no todas nuestras experiencias fueron iguales, que unos estados y unos gobiernos fueron más tolerantes que otros. Pero la interculturalidad supone miradas más abiertas, una vocación por valorar la diversidad cotidiana de nuestras sociedades; y ejercerla.
Vivimos un ejemplo claro de esto en nuestra participación en el encuentro de diseño gráfico en Ecuador del cual dimos cuenta en un post anterior.
Las palabras de bienvenida pronunciadas por la arquitecta Ximena Idrobo fueron, en este sentido, un recorrido por las interculturalidades americanas que queremos compartir con nuestros lectores.

“En el seno de la institución rectora de la gestión cultural nacional y provincial, entre muchos de sus sueños, hace 19 años uno de sus presidentes, el Arq. Franklin Cárdenas Mazón, alvergó uno: vincularnos con las culturas de América y el mundo, a través de una vocación milenaria presente en todos los pueblos y todas las épocas: la danza; se crea desde entonces el FESTIVAL INTERNACIONAL DE DANZAS DEL NUEVO MUNDO DEL FOLCLOR, escenario mágico ritual en el cual los pueblos del país, de América y del mundo, se han reconocido, encontrado, entremezclado, bajo el lema: "Solo conociendo las culturas vivas, nos identificamos como país", evento que en sus dos décadas de existencia, se ha insertado en la memoria colectiva local.
Diecinueve años más tarde le corresponderá a otro de sus presidentes, el Esc. Gabriel Cisneros, inaugurar un nuevo sueño, concebido con el mismo espíritu: como un espacio de reencuentro. Los dos presidentes, han sido hombres visionarios que han asumido los retos que la sociedad ha demandado en su momento.
La edición de este año (abril 2011) ha extendido sus ámbitos, los saberes acestrales, la palabra impresa, las artes plásticas, el diseño gráfico, el circo de la calle, la arquitectura, se han sumado, para dar lugar al ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL NUEVO MUNDO DE LAS ARTES, bienal que alternará desde ahora en adelante con las danzas.
Dentro de este evento, estamos aquí reunidos en esta noche para inaugurar el Encuentro Internacional de Diseño Gráfico, con el tema Diseño Gráfico vs. Cultura y desarrollo en América Latina, inicialmente se planteó como objetivo único crear un espacio de reflexión sobre el diseño ligado insoslayablemente a la cultura y consecuentemente articulado al desarrollo de los pueblos. Pero mirando el proceso de organización y todas las voluntades que se han sumado, involucrándose activamente en él, a la reflexión se suma el encuentro de la diversidad: argentinos, alemanes peruanos, ecuatorianos, empeñados en aproximarnos a un conocimiento menos epidérmico y más profundo del diseño; tarea difícil en medio de un entorno posmoderno marcado por la globalización, que ha provocado transformaciones profundas, nos ha cambiado "el modo de pensar, ser, sentir, actuar y fabular". El diseño concebido no como un valor agregado a los objetos sino como un elemento constitutivo de los mismos, es el registro y retrato de una de sociedad, una suerte de huella de identidad, pretendemos que sobre esto se profundice en la jornada de tres días.
Esta tarea difícil pero no imposible en la que nos hemos embarcado, de manera especial va dirigida a la nueva generación de diseñadores, un esfuerzo desplegado por y para ustedes jóvenes, y que, ha sido posible cristalizarlo gracias al apoyo de personas e instituciones fraternas, nuestro profundo agradecimiento a los hermanos y hermanas conferencistas: Arq. Franklin Cárdenas (Ecuador), Dis. Zadir Milla (Perú), Dis. Pablo Iturralde (Ecuador), Dis. Peter Mussfeldt (Alemania/Ecuador), Lcdo. Fernando de Sa Souza (Argentina), Dra. Mónica Lacarrieu (Argentina), Mgter.Mariana Costa (Argentina), Dis. Luis Bolaños, Sr. Carlos Logroño (Ecuador); a los diseñadores que han impulsado el taller de Producción de Objetos Gráficos sobre el encuentro Dis. Mónica Sandoval, Dis. María Alexandra López, Lcdo. Fabián Calderón, Lcdo. Edison Martinez, a la Espoch - EDG dirigida por el Ing. Milton Espinoza, a la Alianza Ecuatoriana de Diseño Gráfico, a su coordinador Lcdo. Marcelo Cepeda, GRAFITAT- COCOA USFQ a sus representantes Dis. Esteban Salgado e Ing. Hugo Burgos, al rector del Colegio Maldonado.
Retomo las palabras de nuestro presidente que las pronunció en el acto inaugural de la exposición de artes plásticas, este esfuerzo ha sido motivado por el amor y de todo acto de amor sembrado en terreno fértil se espera obtener buenos frutos, aspiramos que este evento cubra con sus expectativas.
A los conferencistas de los países hermanos que nos visitan, al igual de las otras ciudades del país, les damos una cálida bienvenida conforme es la característica de los riobambeños, y nuestro deseo que su permanencia en la ciudad sea grata. Y con la misma calidez sean todas y todos, BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS. Arq. Ximena Idrobo C., Mg.”

Una lectura atenta de las palabras pronunciadas por la Arquitecta Idrobo permite leer las huellas que la interculturalidad esencial de nuestra América construye en nuestros discursos, aún aquellos destinados a una acción, aparentemente, protocolar:

1- el tiempo
Las primeras palabras fueron para historiar eso que se estaba haciendo; no se trataba de inaugurar un evento cultural – ese término tan en boga y que tan poco designa – sino de ser parte de un proceso cultural cuyos orígenes y protagonistas deben ser reconocidos en la continuidad que alimenta la innovación. En otras latitudes estamos lamentablemente acostumbrados a que cada gestión viene a refundar las instituciones culturales. Aquí la cultura construye su propia diversidad conectando creativamente la tradición y la innovación; ambas proyectadas como identidad cultural.

2- los plurales
La descripción del espacio y el sujeto de la acción cultural es claro: “...escenario mágico ritual en el cual los pueblos del país...” No se apela al pueblo de la nación sino a los pueblos del país. Es que se los sabe muchos y se los conoce por sus parcialidades pero también por su pertenencia a un mismo espacio territorial que, puesto a ser arte, se convierte en “un escenario mágico y ritual”; porque "Solo conociendo las culturas vivas, nos identificamos como país"

3- la vocación universal
Suele confundirse la defensa de las particularidades, la identidad y la tradición cultural con el rechazo a la condición universal de la experiencia humana. La interculturalidad supone exactamente lo contrario, construir la universalidad desde la diversidad: “... vincularnos con las culturas de América y el mundo, a través de una vocación milenaria presente en todos los pueblos y todas las épocas: la danza” El arte es el punto de encuentro en la medida que se legitiman sus múltiples lenguajes, estilos y estéticas. Así como los viejos y nuevos modos de expresión, desde los “saberes ancestrales” hasta “el circo de la calle”.

4- la contextualización
La interculturalidad es un modo de entender la relación entre proyectos distintos que operan en un espacio tiempo común. De allí la crucial necesidad de remisión al contexto: “... empeñados en aproximarnos a un conocimiento menos epidérmico y más profundo del diseño; tarea difícil en medio de un entorno posmoderno marcado por la globalización, que ha provocado transformaciones profundas, nos ha cambiado "el modo de pensar, ser, sentir, actuar y fabular".” El contexto nos cambia independientemente de cómo lo califiquemos; porque el contexto es ese otro humano que también actúa. Y es también la capacidad de nuestro propio proyecto para modificarlo. Un camino de interacciones tan múltiples como nuestras culturas.

5- la centralidad de la cultura
El gesto, el hacer un encuentro, el diseñar un artefacto, la gestión cultural misma tienen sentido en la medida que expresan una integralidad cultural: El diseño concebido no como un valor agregado a los objetos sino como un elemento constitutivo de los mismos, es el registro y retrato de una de sociedad, una suerte de huella de identidad...

Nuestra América es esencialmente intercultural porque aquí la cultura no es objeto sino proceso que nada tiene que ver ni con las etnias, ni con los estados, ni siquiera con las ideologías – en su definición más restringida. Aquí cultura es experiencia humana que transforma y se transforma en contacto con un otro al que se sabe igual en su humanidad y diverso en sus experiencias y modos de expresión. Quizás debiéramos hablar simplemente de culturas; transcurridas en tiempos diversos, atentas a la trascendencia universal de lo humano, tensionadas por contextos heterogéneos, cambiantes y complejos pero ancladas en un saber tan ancestral como las diversas humanidades que nos hacen ser lo que somos. Instalar la totalidad de nuestras culturas en cada gesto es, ya lo hemos dicho, la tarea central de quienes nos dedicamos a la gestión cultural.