19 julio, 2009

Formación intercultural: desafío abierto

Bajo el título “Expatriación: algo más que saber idiomas” la escuela de negocios de la Universidad de Navarra publica un estudio sobre la gestión de la expatriación de ejecutivos en España. Veamos un poco de la introducción del mismo:

Las multinacionales españolas dan escasa importancia a la formación intercultural (incluyendo el idioma) en los procesos de expatriación de sus empleados. Así, menos del 10% de las empresas españolas ofrece formación intercultural a sus empleados antes de iniciar el proceso de expatriación, algo que sin embargo es habitual en más del 40% de empresas extranjeras.
Seguramente, esto se debe al peso que tradicionalmente ha tenido la expatriación a países de Latinoamérica, uno de los destinos más habituales para las multinacionales españolas junto a la Unión Europea.
No obstante, no debería confundirse el uso de un mismo idioma con la uniformidad de usos, costumbres y cultura, tal y como advierten los autores del informe “Los retos de la expatriación: aproximación empírica”. El estudio, realizado por Pilar García Lombardía y el profesor José Ramón Pin, del Centro Internacional de Investigación de Organizaciones (IRCO) del IESE, y la empresa ERES Relocation, cuenta con la participación de 30 empresas multinacionales (14 de ellas españolas y 16 extranjeras con expatriados en España) de diferentes sectores.
Según los autores, la expatriación es un proceso complejo que puede tener beneficios muy importantes tanto para la empresa como para el expatriado. Para que este proceso culmine con éxito y resulte satisfactorio para ambas partes, es fundamental tener en muy en cuenta los dos grandes retos de la expatriación: la formación intercultural y la planificación de la repatriación.


El artículo no define a qué llama “formación intercultural” salvo en la negación que hace de confundir idioma común con cultura común. En tal sentido no podemos menos que coincidir con los autores: el idioma es uno de los componentes esenciales de la cultura pero no más.
El “Diccionario de Relaciones Interculturales” (Editorial Complutense, Madrid 2007 Págs. 205 y ssgtes.) dice sobre interculturalidad:

“… hace alusión a los encuentros que se producen entre sujetos de distintas culturas. (…) una forma especial de relacionarse que tienen los individuos, pertenecientes a distintas tradiciones culturales, cuando conviven en el mismo territorio. En este sentido se habla de interculturalidad para referirse al conjunto de objetivos y valores que deberían guiar esos encuentros”.

Hace luego un recorrido por las diferentes miradas epistemológicas posibles y llama la atención sobre el riesgo de considerar al fenómeno cultural como esencial, inmutable y determinante extremo de las conductas humanas para poner, finalmente, el acento en la construcción de una ciudadanía con igualdad de oportunidades que esté más allá de las diferencias culturales.
La cultura es construcción histórica y social y por tanto heterogénea, cambiante y compleja. Desde esta mirada hablar de formación intercultural supone pensar dos caminos convergentes: desnaturalizar la propia cultura y asumir la legitimidad absoluta de la cultura ajena.
Y en el escenario específico del artículo que venimos comentando podría pensarse que formar en interculturalidad a quien será a enviado a “vivir una cultura diferente” supone formar a ese sujeto como a un otro en legítima convivencia. Un otro capaz de poner lo propio entre paréntesis para comprender y valorar el nuevo contexto cultural pero sin perder su identidad de origen.
Nos parece que la gestión cultural tiene aquí un desafío profesional posible partiendo de distinguir cultura de identidad cultural. Asumiendo que en el contexto global somos todos ciudadanos interculturales.

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17 julio, 2009

Cambio cultural e industria musical

Una nota de la Vanguardia.es da cuenta de los cambios que se están produciendo en la industria musical. Veamos algunos datos:

Pero todo este cambio cultural e industrial ya tiene cuantificación en Catalunya, que señala cómo las dos ramas del negocio (música en directo / música grabada) estaban más o menos igualadas en facturación hace cinco años, y la primera de ambas está hoy siete veces por encima de la segunda, según expusieron ayer en rueda de prensa en Barcelona los principales agentes del negocio, en la presentación del Anuari 2009 de la Música i l´Espectacle als PaïsosCatalans, que elabora la revista Enderrock con las principales asociaciones del sector. En el 2003, los conciertos facturaron 100 millones de euros y se vendió música por 92: en el 2008, los discos vendidos apenas sumaron 21,6 millones de euros y la asistencia a conciertos, 151, con lo que esta acapara el 87% de la facturación.

Esto en referencia a los cambios en la industria pero ¿Qué hay de la sociedad? Un directivo de la industria lo dice claramente: "Está claro que nadie pagaría 30 o 40 euros por el ADSL doméstico si no fuera porque así se puede bajar música y cine".
Nos parece que es allí donde está ocurriendo el verdadero cambio cultural: la masificación del acceso de banda ancha nos vuelve independientes de otros soportes. Y en consecuencia cabría una pregunta que involucra a todas las industrias de contenidos ¿Qué futuro tienen los modelos de negocio basados en vender soportes? Sea que estos fueren papeles, discos más o menos duros o incluso los modernos pen drive.
La verdad es que las redes telemáticas – cada vez más potentes, rápidas y baratas – favorecen la trasmisión de todo tipo de contenidos para todo tipo de uso – trabajo, educación, compra venta de productos, etcétera. No pueden, claro está, trasmitir emotividad, por más que lo intenten.
Podríamos arriesgar una hipótesis: sobrevivirán aquellas industrias culturales que logren incorporar emotividad a sus soportes o directamente faciliten el acceso a experiencias más emotivas.

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15 julio, 2009

Mihaly Csikszentmihalyi: felicidad y creatividad

El portal Neuronilla.com ha publicado un artículo y un video de este autor dedicado a desentrañar ese fenómeno tan complejo al que habitualmente llamamos creatividad. En este caso vinculándolo a la tan humana búsqueda de felicidad. Vale la pena recorrer ambos contenidos.
En numerosos cursos, talleres y seminarios hemos utilizado las ideas de Csikszentmihalyi como disparadores del trabajo creativo de personas y organizaciones. En particular aquellos que ha desarrollado en sociedad con Howard Gardner y que por comodidad solemos sintetizar utilizando el nombre de su herramienta de análisis: el triángulo de la creatividad.
Pero la verdad es que si algo caracteriza al modelo de trabajo de Mihaly Csikszentmihalyi es la complejidad de sus formulaciones. En el artículo que estamos comentando hace foco en la relación entre flujo, placer, entropía y creatividad.

El vínculo entre el flujo y la felicidad depende de si la actividad productora de flujo es compleja, si conduce a nuevos desafíos y de esta manera al crecimiento personal y cultural.
El problema es que es más fácil encontrar placer en cosas que son más fáciles, en actividades como el sexo y la violencia que están ya programadas en nuestros genes. Es mucho más difícil aprender a disfrutar el hacer cosas que hemos descubierto recientemente en nuestra evolución –tales como manipular sistemas simbólicos a través de las matemáticas o componer música- y aprender acerca del mundo y nosotros mismos.
Las escuelas generalmente fallan en enseñar lo bella que puede ser la ciencia y las matemáticas; ellas enseñan la rutina de la literatura e historia en vez de la aventura.


En otro apartado menciona un tema sobre el que también solemos llamar la atención: el fracaso.

No hay miedo al fracaso: en el estado de flujo, estamos demasiado envueltos como para estar preocupados por el fracaso. Sabemos lo que debe ser hecho, y nuestras destrezas están potencialmente adecuadas a nuestros desafíos. Si el desafío se vuelve muy grande, un sentimiento de frustración surge en vez de placer.

Como siempre, el portal Neuronilla.com nos proporciona material de primer nivel para el tratamiento de la creatividad. Recomendamos ver este artículo y, de paso, recorrer un rato sus secciones.

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