28 junio, 2007

Ritmos Creativos

Una nota a Lalo Schifrin, con motivo de su cumpleaños numero setenta y cinco, pone en debate dos o tres temas centrales del trabajo creativo.
Preguntado sobre el “don creativo” sostuvo:
Cuando alguien dice, “esta persona está muy dotada, tiene el don de la creación”, pintores, escritores, escultores, coreógrafos, ¿quien le dio ese don? Eso viene de otro lado. Muchas veces tengo ideas que no se de donde vienen. Pero la cuestión es tener la técnica y desarrollarla porque tener una idea solamente no es suficiente. Para mi la escritura de la música está instalada porque tengo tanta educación y experiencia que eso no es problema para mi, la cuestión es tener algo que decir....”
Está claro el contrapunto que plantea el músico entre inspiración y técnica; lo sorprendente es que pone el acento en la técnica. Pareciera decir: ideas puede tener cualquiera pero después hay que saber plasmarlas. Aunque luego cierra con otro requisito: tener algo que decir.
Habiéndole puesto música a una enorme cantidad de películas era inevitable que apareciera la relación entre músico y realizador cinematográfico:
El ver la película me da ideas. Pero después, donde colocarlas, es un trabajo de colaboración entre el director y el compositor. Cada uno puede tener sus ideas y si las personas son racionales se llega a un acuerdo
Casi una obviedad sobre la capacidad de trabajar en equipo pero que, párrafos antes, había vinculado a una cuestión de lenguaje:
A veces me mandan el guión, pero su lectura no me da una idea. Lo leo como si leyera una obra de teatro o una novela. Siento realmente la influencia cuando veo la película completamente editada y montada, hecha. El cine y la música tiene en común que pasan en el tiempo. Y al transcurrir en el tiempo tienen un ritmo. El desafío para el compositor es encontrar el ritmo de la película
Aún a riesgo de simplificar procesos que son naturalmente complejos podríamos hacer una síntesis del camino creativo que propone Schifrin:
1- Hay que tener algo que decir
2- Es necesaria cierta inspiración referida a la forma
3- Es imprescindible conocer la técnica necesaria para plasmar la idea
4- Para trabajar en equipo se necesita que las partes sean racionales
5- Y hay que encontrar un ritmo común que, generalizando, podríamos pensarlo como la necesidad de un lenguaje común
Cinco pasos muy simples – simplificaciones mediante – para sostener un ritmo creativo instalado entre lenguajes diferentes. Y explicados con la sencillez de un grande.


Enlaces de esta Entrada:
Lalo Schifrin - Cine y música con el ritmo del tiempo

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20 junio, 2007

Gestionar entre conocimientos diversos



La gestión es en muchos aspectos un acto de creación: valores, símbolos, discursos y sobretodo consensos.
Ernesto Gore – especialista en gestión del conocimiento – ha publicado en estos días una nota que, desde el título, desafía algunas de las ideas que desde el sentido común se tienen sobre el lugar del saber dentro de las organizaciones:

Toda organización, grande o pequeña, suele ser un entramado bastante complejo de pequeños islotes de gente que suele trabajar junta y que haciéndolo llega a compartir significados, vínculos y creencias. Es decir, gente que construye conocimiento. Etienne Wenger llama a esos islotes de saber "comunidades de práctica".Este carácter "localizado" del conocimiento explica por qué lo que para un área de la empresa es racional puede resultar absurdo para otras; lo prioritario para unas puede ser prescindible para otras. Inevitablemente la visión de cada comunidad es parcial, sesgada y parroquial.”

Y sin embargo, siguiendo la idea del autor, la organización no solo funciona sino que en muchas oportunidades lo hace tan bien que llega a ser única e inimitable.
Podríamos pensar que la organización produce conocimiento útil a sus fines aún cuando, visto parcialmente, pueda parecer contradictorio.
Pero la organización también produce cultura que, como tal, es portadora de una racionalidad otra tan específica que logra reducir las contradicciones en beneficio del proyecto común.
Muy interesante el planteo que sobre el lugar del liderazgo hace Gore:

La verdad es que, en tanto la racionalidad humana es siempre restringida, todo conocimiento es limitado. No se puede reemplazar un conocimiento acotado por uno absoluto, porque hasta la gerencia general piensa parroquialmente. Lo que sí se puede (y se debe) hacer es fortalecer cada una de las comunidades de práctica en sí misma y ampliar su perspectiva con el aporte de la mirada de otras. En eso, entre otras cosas, consiste el liderazgo.”

¿Están nuestras organizaciones culturales en condiciones ya no de tolerar la diferencia sino de potenciarla para potenciar el conjunto?


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14 junio, 2007

La Gestión del Conocimiento


Las organizaciones han implementado, cada vez con más asiduidad, un circuito comunicacional que opera sobre la calidad y la innovación.


Esta actividad denominada Gestión del Conocimiento consiste en crear un espacio de interacción entre las personas, apoyado por una infraestructura técnológica, de tal forma que el conocimiento sea accesible, compartido y creado por todos los integrantes de la propia organización.


El intercambio de información nos permite adquirir conocimientos explícitos sobre un tema determinado, utilizando herramientas tecnológicas y capital humano vinculado al mismo objetivo.


Para comprender este nuevo paradigma, entendamos que las personas poseen aptitudes para utilizar la información, las cuales deben estar en estrecha relación con las destrezas adquiridas en las tecnologías de la comunicación.


No se pueden generar nuevos conocimientos en una organización, sin socializarlos a través de un equipo de trabajo que permita la interacción entre sus integrantes, cristalizada a través del diálogo, la discusión, el intercambio de experiencias y la observación.


Algo así como transmitir un conocimiento que, hasta ese momento era tácito, para transformarlo en explícito, al socializarlo.


La gestión del conocimiento apunta a la innovación de las organizaciones.


“Diez respuestas a las preguntas más frecuentes sobre Gestión del Conocimiento”, publicado por José Luis Lara; es un artículo que aclara los interrogantes más comunes sobre este paradigma.




Lic. Isabel Nader




Para gestionar este conocimiento, sugerimos introducirse en:

DIEZ RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES SOBRE GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO. Por José Luis Lara

11 junio, 2007

Empresas contratan Gestores Culturales



Una nota del suplemento económico de Clarín del 10/06/2007 da cuenta del progresivo ingreso de las empresas al mundo de la Gestión cultural.
Guillermo Heras - funcionario del Ministerio de Cultura de España y docente de un posgrado de Gestores Culturales en la Universidad Complutense de Madrid – dice : “...son cada vez más las que están invirtiendo en este tipo de actividades que generan imagen y prestigio”.
Veamos, según la nota, cuál es el perfil de gestor cultural que buscan las empresas:
- Juan José Romero - jefe de Gestión Cultural de Metrovías : "es imprescindible que tenga algún vínculo con el arte y la cultura".
- Juan Pablo Correa, con más de 15 años de experiencia en comunicación en el ámbito artístico: "es necesario que sepa de cultura o que esté al tanto de las nuevas tendencias".
- Pablo Puiggari, gerente ejecutivo de Comunicaciones de Petrobras, sostiene que es necesaria "una gran visión global de la empresa y una enorme flexibilidad para entender las distintas herramientas para posicionarla". Agregando que "a una persona del mundo de la cultura puede faltarle la mirada empresaria"
Para quienes elegimos esta actividad esto es, sin duda, una buena noticia pues amplía nuestro campo de acción profesional.
De las experiencias citadas en el artículo comentado la que nos resulta más familiar es Metrovías. Quines han participado de nuestros cursos de Gestión Cultural saben que hace algunos años que incluimos a esta empresa como uno de los casos de estudio.
El perfil cultural de esta empresa – concesionaria de los subtes de Buenos Aireas – incluye un conjunto de murales de indudable valor artístico e histórico. Además realiza una serie de eventos y concursos artísticos que supieron tener éxitos diversos cuyo análisis no es hoy nuestro objeto.
Más bien queremos, aprovechando la nota y la experiencia, hacernos una pregunta ¿Cómo puede vincularse la mirada cultural con aquello que, en la nota, se menciona como “mirada empresaria”?
En primer lugar debiéramos partir de que toda empresa es, en sí misma, portadora de cultura. Es fácil visualizar las cuatro relaciones esenciales que distinguen a una cultura – nicho ecológico, un nosotros diferenciado, una relación identitaria y una misión en un punto sacralizada.
El nicho ecológico – en sentido amplio – está vinculado al marcado en las empresas en general y, en Metrovías, también el estado en tanto explota un servicio público soportado por una infraestructura de propiedad estatal.
Una misión, como decimos en un punto sacralizable, que es el transporte de personas en condiciones de calidad.
UN conjunto de normativas, una memoria más o menos común y una serie de valores que permita a todos los integrantes de la empresa sentirse parte de un proyecto común.
Y, finalmente, una relación identitaria que le permite ser esa empresa que es y no otra. Resultante, claro está, de ese complejo modo de ser.
La identidad tiene, naturalmente, diversos niveles de expresión. Está aquello que en la nota se identifica como “... sectores más amplios de la sociedad”. Hacia ese público “más amplio” están dirigidos los esfuerzos artísticos que el responsable de cultura de Metrovías relata.
Pero hay una relación de identidad que es mucho más próxima y evidente y de la cual, paradójicamente, no se habla: los pasajeros.
Y esa relación aparece si no totalmente quebrada cuando menos seriamente cuestionada por sucesos recientes.
Un grupo de blogs de usuarios – ver listado, algunos subidos de tono – dan amplia cuenta de esa fractura. Y si su programa cultural nada dice de ellos estamos autorizados a pensar que no los toma en cuenta o, por lo menos, los oculta piadosamente.
También Metrovías arrastra un largo conflicto laboral que muestra, aquí sí, totalmente quebrada aquella relación cultural interna de la que hablábamos párrafos atrás.
¿Será que un programa cultural desarrollado por una empresa puede desentenderse de la cotideaneidad de la empresa? Pareciera que sí cuando la cultura es pensada en sus sentidos más restringidos: las prácticas estéticas, patrimoniales, etcétera.
Pero también puede pensarse en un sentido más amplio: como “estrategia de vida” decía Kusch.
Visto desde allí un programa cultural empresario debe – y puede – apuntar a expandir aquello que es la misión esencial de cualquier empresa: crear valor socialmente útil. Y obtener de ese valor, naturalmente, una tasa de ganancia sustentable tanto en términos de mercado como en valoración social.
Quizás sea necesario que las empresas amplíen la mirada sobre los fenómenos culturales y, consecuentemente, perciban con una complejidad mayor el perfil de profesionalización para sus actividades culturales. Los sufridos usuarios argentinos estaríamos absolutamente agradecidos.

Enlaces de Esta Entrada:
Un nuevo rol: el gestor cultural