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28 julio, 2016

La producción cultural como cadena de valor

La cultura es un fenómeno paradojal: como bien de uso es inútil, ya que siendo de un modo podría ser de otro e incluso no ser, e invalorable ya que sólo la cultura nos deviene humanidad.
Cada producción es un gesto que podría ser hecho de otras miles de maneras o no ser realizado.
Existe porque alguien ejerció la irreductible libertad de volver obra a ese gesto y ser humanidad de esa manera y no de otra. He ahí su paradoja irreductible.
Y como las decisiones libres son abundantes, carecen de valor; por lo menos en términos económicos ya que sólo lo escaso tiene precio.
Luego ese gesto se convierte en clave de identidad para un cierto grupo y hasta cierto punto incomprensible para el resto de la humanidad.
La potencia radical del hecho cultural se basa en esta posibilidad de ser y no ser a un tiempo; de ser producto de la irreductible libertad de ser humanidad de un cierto modo.
Una condición paradójica que atraviesa todo hacer cultural hasta la exasperación. Y que, en un extremo, determina toda la organización del hacer cultural incluidas, naturalmente, las formas profesionales de ese hacer.
Superar esta paradojo supone, entre otros aspectos, comprender la complejidad de las cadenas de valor involucradas en la producción cultural.
Una generalización posible nos permite listar los diferentes momentos de esa cadena de valor dejando claro que, salvo cuestiones obvias como que el “disfrute de la experiencia” no puede estar antes de la “creación o imaginación” del bien o servicio cultural, el orden de exposición no supone un orden cerrado o fijo de prelación. Y que en el proceso de producción de una experiencia cultural los detonantes pueden estar en cualquier orden.
Bien puede ocurrir que, por una u otra razón, dispongamos de una determinada instalación o que a partir de una demanda específica se desate un cierto proceso creativo. Aclarado esto veamos los momentos de esa cadena de valor:
1- Demandas: Hablamos de "demandas" en términos de mercado, de personas dispuestas a pagar un precio por nuestro proyecto. Y también en términos de demandas sociales de expresión, de acceso y
de participación. En un caso hablamos de variables económicas en el otro hablamos de ciudadanía cultural y derechos sociales. Y siempre de construcción de sentido.
Vale la pena decir, aunque no lo profundicemos, que la demanda es la única variable que no puede asegurarse a la hora de proyectar cultura. Y que su estimación es, por consecuencia, la acción más compleja que debe tomar la administración de proyecto.
La historia de la producción cultural está llena de fracasos exitosos: producciones que inicialmente fueron totalmente rechazadas por los públicos a los que estaban dirigidas y que, con el correr del tiempo, terminaron fundando nuevos paradigmas artísticos o culturales. Vincent van Goghi, por ejemplo, es un caso extremo de fracaso exitoso.
Por tanto las decisiones sobre esa demanda que no podemos conocer con exactitud no pueden fundarse exclusivamente en consideraciones económicas sino que son una decisión de política cultural sobre la que habremos de volver.
Allí las tres pantallas – forma integral de vida, institucionalidad cultural y cultura en tanto recurso – se funden en estrategia de vida que, para Kusch, es el sentido último de la cultura.
2- Creación o imaginación del bien o servicio cultural: Aquí vamos a hablar de creatividad como una capacidad que todas las personas pueden aprender y desarrollar y no como un don misterioso que sólo algunos pueden tener. Los componentes de este proceso, siguiendo un apunte de cátedra de Santillán Güemes, son: el talento creativo sea individual o colectivo; el proceso creativo que reconoce distintas etapas: preparación / incubación / iluminación / evaluación / elaboración o verificación; el producto que puede ser tangible o intangible; el campo, es decir la disciplina, sus sub-campos, etcétera; el ámbito, es decir las personas e instituciones que van a juzgar nuestro trabajo. La crítica, el público, la academia, etcétera.
La creatividad pone en juego la capacidad de imaginar un obrar cuyo valor simbólico sea superior a su valor de uso.
Y, siguiendo a Gardnerii, las habilidades del talento creativo para incorporar las reglas del ámbito: saber, en el acto mismo de imaginar, cuales serán las facilidades y obstáculos que habrán de oponer los custodios del campo.
3- La producción propiamente dicha: involucra aspectos tales como las instalaciones, la caja, la técnica, el capital humano, etcétera. Una enumeración esquemática que varía mucho según el tipo de actividad que estemos planificando.
4- Logística de la producción cultural: definimos logística como "la sincronización de recursos, materiales y energías en el tiempo y el espacio"; involucra aspectos tales como el “prestigio” necesario para posicionar nuestra propuesta, el stock de elementos de todo tipo que debamos usar, el control de gastos de operación y un meticuloso análisis del contexto donde se desarrollará nuestra propuesta. Es particularmente sensible a lo que luego llamaremos “dominio”.
5- Comunicación y administración de audiencias: En tiempos digitales comunicar es crear comunidad en torno al proyecto. Para esto es clave el trabajo en las redes sociales. Se trata de establecer estrategias multiplataformas.
Pensando además en tres fases; la de descubrimiento, es el momento previo a la experiencia cuando necesitamos que el público "descubra" nuestro proyecto y, que en la medida de las posibilidades, participe de su diseño e instalación; la fase de la experiencia en sí, diagramando acciones de comunicación a realizar durante el disfrute mismo de la experiencia; y la fase de compartir: que nuestra producción cultural se viralice en las redes sociales es el objetivo de esta etapa para lo cual deberemos facilitar, en la fase de experimentación, formas de registro e interacción tan participativas como sea posible.
6- Distribución: nuestra producción debe llegar a su público, por ejemplo un libro o un registro musical o el público debe llegar hasta ella como en una puesta teatral, una exposición, etcétera.
La especificidad de la producción, la ubicación de la instalación elegida, la duración de la experiencia. En fin, todo lo referido a la ecuación espacio / tiempo debe ser resuelta de modo de facilitar la interacción entre el público y la producción cultural.
7- Disfrute de la experiencia: cuidar al detalle la comodidad del público, sea espectador, participante o ambas a la vez; cuestiones tales como la calidad del sonido, la iluminación, la climatización del espacio, etcétera.
8- Dominios: la producción cultural puede ser realizada desde el estado, el sector privado, diferentes espacios de economía social o una cierta combinación de ellos. En cada caso supone un régimen legal y administrativo diferente que determinará, en buena medida, las posibilidades y limitaciones a la propuesta original. Desconocer las particularidades de cada cual puede llevarnos a cometer errores, en un extremo, fatales.
De allí que lo vinculemos a lo que hemos llamado “logística de la cultura”; es decir el momento en que planeamos la sincronización de todos los elementos.
Un esquema sencillo que nos permite tener una visión completa de la producción cultural y que, naturalmente, debe adaptarse a las diversas lógicas involucradas en cada producción específica.
Seguirlo meticulosamente nos ayudará a preparar presupuestos, estimar recursos e ingresos necesarios así como a formular indicadores de desempeño para controlar el desarrollo de la producción.
Debemos decir que hay una variable que no hemos mencionado específicamente porque atraviesa toda la cadena de valor hasta el extremo de hacerla sustentable o no: la tecnología.
Analizar cada proyecto cultural y aún las principales actividades propias de esta disciplina nos permitirá asegurar la sustentabilidad de los mismos en el tiempo y el espacio.

Los invitamos a bajar, leer y criticar el documento “Profesionalización y autonomíade la Gestión Cultura” que profundiza estos debates.

18 mayo, 2016

Novedosa propuesta cultural en La Plata

El Centro Cultural Estación Provincial de la ciudad de La Plata ha presentado en el Concejo Deliberante de esa ciudad un proyecto de ordenanza para crear el Circuito Cultural Meridiano V en el barrio de ese nombre en la capital de la Provincia de Buenos Aires.
El proyecto es un modelo de institucionalidad cultural cuando menos novedoso ya que supone la incorporación de una asamblea barrial a los dispositivos de formulación y gestión de políticas culturales propios del gobierno local.
El proyecto de ordenanza se propone "reconocer y potenciar" a la asamblea barrial integrada entre otros grupos por: Cooperativa de Trabajo “17 de Octubre La Plata Limitada” -situada en calle 13 y 71-, el Centro Cultural y Recreativo “Estación Provincial” -situado en 17 y 71- y el Grupo Cultural “La Grieta” –situado en 18 y 71.
El artículo segundo propone "promover y desarrollar" el barrio mediante "los diferentes lenguajes artísticos" y el "desarrollo sustentable" de una propuesta cultural, turística y recreativa.
Cabe destacar que la Asamblea Barrial y el Centro Cultural Estación Provincial se asientan en un barrio que languideció décadas tras el cierre definitivo, en 1977, del ferrocarril que le diera origen.
Estos colectivos culturales vienen trabajando desde 1998 en la recuperación del barrio mediante iniciativas que combinaron la acción cultural con diversas propuestas de desarrollo autogestivo del espacio barrial; incluida su participación en los procesos de presupuesto participativo que llevó adelante el municipio de La Plata.
De hecho nuestro blog ha registrado en varias oportunidades la evolución de estas propuestas, por ejemplo en una nota que en su momento - 2008 - tituláramos: Gestión cultural y presupuesto participativo.
Este cruce que hacen los vecinos entre gestión cultural, representación del barrio ante las autoridades municipales y una propuesta de recuperación económica del barrio siempre nos ha parecido un modelo de gestión digno de ser replicado.
El proyecto de ordenanza que esta semana debiera estar debatiéndose en el Concejo Deliberante es la culminación del modelo al reconocer al barrio como Circuito Cultural Meridiano V.
Propone en su artículo 4 crear la figura del "Director del Circuito Cultural Meridiano V". Y mediante el artículo 6 establece la "Comisión de Política Cultural del Circuito Cultural Meridiano V integrada por representantes del Departamento Ejecutivo, el Concejo Deliberante, las organizaciones no gubernamentales involucradas así como representantes de vecinos, comerciantes y emprendedores.
El artículo 7 propone establecer exenciones a distintas tasas municipales.
Por último en su artículo 9 propone crear el "Parque del Trabajador Ferroviario".
La gestión cultural aparece aquí como un modelo que va mucho más allá de los lenguajes artísticos aunque involucrándolos. Así la cultura misma se vuelve, diría Kusch, estrategia de vida en tanto supone abarcar todos los aspectos del vivir en comunidad: desde la formación y el disfrute de los lenguajes artísticos, la dinamización del espacio urbano y la generación de fuentes de trabajo.
Esperemos que el cuerpo legislativo platense entienda que está debatiendo nuevos modelos de gestión, más democráticos, participativos y sustentables.

Texto completo del Proyecto de Ordenanza

14 febrero, 2013

¿Se puede administrar la cultura?


Cultura es estrategia de vida en la definición del filósofo argentino Rodolfo Kusch. Esto refiere a una teleología del hecho cultural en el marco de un cierto horizonte simbólico.
La creación y la producción artística, los usos y costumbres, la manera de organizar el hacer, el patrimonio cultural, tanto material como inmaterial, la cotidianidad misma del vivir adquieren en la cultura una significación integral que, englobándolo, supera al mero acto biológico. Es en este marco donde la Administración Cultural debe adquirir un status disciplinar específico.
Administrar es, en uno de los significados apuntados por la Real Academia Española, “Graduar odosificar el uso de algo, para obtener mayor rendimiento de ello opara que produzca mejor efecto.
La cultura, fenómeno social e histórico, no puede ser objeto de dosificación; su esencia está en la omnipresencia de su integralidad, en la intangibilidad, en el cambio, en la circulación, en la re significación permanente.
Sin embargo la tradición académica da cuenta de la existencia de un hacer profesional descrito como Administración Cultural.
Por ejemplo, Santillán Güemes(2004:22) dice sobre los Administradores Culturales: “... tienen otro nivel de formación (universitario) y deberían ser, aunque no siempre lo son, los diseñadores y ejecutores de las políticas culturales a nivel nacional, regional y urbano, tanto en la función pública como en la actividad privada. Deberían administrar equitativamente los recursos en función de construir la democracia cultural.
Vista de este modo la Administración Cultural refiere más a las políticas y a los recursos aplicados al desarrollo cultural que a la cultura misma. De allí el requisito – no siempre cumplido – de la formación académica: necesita operar herramientas para dosificar el uso de recursos escasos para obtener más y mejores rendimientos en orden a un bien superior, la democracia cultural.
Si la gestión cultural es la disciplina que opera sentidos en el marco de una cultura dada, la Administración Cultural distribuye recursos, equitativamente, para que la gestión y la democracia cultural sean no sólo posibles sino, y sobretodo, sustentables en el tiempo y el espacio.
La Administración Cultural es técnica en tanto supone un cuerpo herramental que permite dimensionar y rendir cuentas de los recursos puestos al servicio de las políticas culturales. Eficacia, eficiencia y transparencia en la disposición de los recursos son parte de la lógica interna de la disciplina.
Pero además está, o debiera estar, subordinada a una lógica externa propia de la comunidad donde su hacer profesional se despliega: democracia y desarrollo cultural, interculturalidad y multiculturalidad son mandatos axiológicos sin los cuales la legitimidad técnica deviene mero fetiche tecnocrático.
Conceptualmente está conectada con aquellos espacios disciplinares vinculados a la economía, la administración y el derecho. Desde su práctica profesional debe imbricarse creativamente con la gestión cultural.
En tanto aptitud específica la Administración Cultural informa a todas y cada una de las capacidades profesionales que se espera de los diplomados en Gestión Cultural y muy especialmente a las habilidades necesarias para el hacer concreto y cotidiano dentro de las instituciones culturales.
Por cierto la administración cultural está íntimamente ligada a la producción de bines y servicios culturales; pero eso es otro apunte.

01 febrero, 2012

Financiamiento y gestión cultural: encuentros y desencuentros


La gestión cultural es un campo disciplinar cuyos límites no están totalmente definidos y, quizás, no lo estén por mucho tiempo. O, mejor aún, quizás lo propio de la gestión cultural sea la carencia de límites, la potencia de abarcar todo lo hecho por el hombre ¿O caso no llevamos más de un siglo definiendo cultura como el conjunto de la creación humana?
Sin embargo cuando nos encontramos con otros discursos seguimos actuando una cultura limitada a eventos – palabra a despejar alguna vez – y espectáculos.
No entendemos, por ejemplo, que las empresas tienen su propia “estrategia de vida” en la cual pueden, o no, incluir a la gestión cultural. Que, en todo caso, somos nosotros quienes debemos encontrar un cierto “lenguaje de intercambio” capaz de superar el vacío que se produce entre discursos tan disímiles como la “rentabilidad empresaria” y la gestión cultural. Luego nos quejamos de la falta de fuentes de financiamiento.
Esta es la principal conclusión – absolutamente personal – que nos ha dejado el I Encuentro deResponsabilidad Social y Cultura que el pasado 29 realizamos en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el auspicio, entre otros, de la OEI.
La convocatoria para esta jornada provino de la convergencia entre un instituto terciario no universitario y una empresa de consultoría cultural. La academia y el emprendimiento actuando juntos a pesar de poseer, naturalmente, lógicas muy diversas.
Este blog fue, en todo caso, la plataforma sobre la cual se pudo construir esa coincidencia; fuimos, para decirlo rápidamente, quienes presentamos a los novios de este matrimonio.
Se definió como objetivo principal del mismo el “... hacer análisis, durante este encuentro, de los vínculos existentes y posibles entre la Cultura y la Responsabilidad Social, permitiendo la reflexión sobre el papel del sector privado en la cultura –en sus varias acepciones- a través de sus diferentes prácticas de RSC. Y ello a través de aportes teóricos y de prácticas concretas llevadas a cabo por empresas invitadas y fundaciones. Es propósito de este Encuentro facilitar el intercambio de experiencias, conocimientos y puntos de vista, en un enriquecimiento mutuo de los asistentes.” Sería imposible resumir en una entrada toda la riqueza temática del mismo. Pero hay un aspecto que rondó varias de las ponencias: el vacío que hay entre quienes nos dedicamos a la gestión cultural en la Argentina y el mundo de la empresa.
Por ejemplo, Ricardo Pinal, Director de proyectos culturales de la Fundación Banco Ciudad comenzó su exposición diciendo (en cita libre)...me llamo Pinal, ni Pina, ni Pinar; lo mínimo que uno espera de quien viene a solicitar apoyo financiero para un proyecto cultural es que se haya tomado el trabajo de saber a quién se dirige. Una obviedad que, en su experiencia, la gestión cultural no registra.
Contó también las dificultades que suelen presentarse con la ubicación geográfica de los proyectos: si auspiciamos un evento en la Ciudad de Buenos Aires y luego lo mudan a otra provincia lo mínimo que esperamos es que nos consulten si pueden seguir usando nuestro logo.
Desde la gestión cultural no evaluamos – agregamos nosotros – que el uso de una marca tenga reglas geográficas. Y es más, no tenemos porque conocer ni entender toda la estrategia de marca de la empresa.
¿Nos autoriza eso a utilizar urbi et orbi un auspicio que nos dieron para un tiempo lugar determinado? No, y no lo pensamos, nuestra preocupación está centrada en el hecho cultural y no en la estrategia comercial.
Porque hay que decirlo, también la gestión cultural suele pecar de cierta endogamia. Esgrimimos – aunque no lo digamos – la idea de que nada hay más importante que la cultura. Claro, luego nos quejamos de la falta de vocación de las empresas por los proyectos culturales.
Una anécdota más de este panelista: vienen y te presentan un presupuesto por 50.000 pesos; la entidad de pronto dice: podemos aportar 20.000. Y nos responden que está bien, que con eso se arreglan y nos preguntamos ¿Cuándo nos mienten? ¿Cuando piden 50.000 o cuando se conforman con 20.000?
En un aparte informal dentro del encuentro charlábamos sobre por qué algunas empresas hacen lo imposible por no participar de este tipo de encuentros y seminarios. Uno de los empresarios presentes – a quien no nombraremos – confesó que la más de las veces prefiere no exponerse a pedidos intempestivos; vas a un seminario para hablar de financiamiento privado a la cultura y te bombardean con pedidos insólitos sin el menor criterio.
En extrema síntesis: para obtener financiamiento privado para proyectos culturales es imprescindible actuar con extrema profesionalidad. Y si alguien cree que esto es una obviedad por favor vuelva a leer las anécdotas que hemos referido.
Se nos dirá que las empresas tampoco son tan inocentes; que muchas veces la gestión de fondos para la responsabilidad social empresaria queda en manos de un “amigo al que le gusta el arte” y también será cierto.
Pero la pregunta debiera ser siempre sobré qué podemos hacer nosotros para construir un puente con el resto de los actores sociales y económicos ya que lo dicho aquí para los empresarios seguramente vale para los funcionarios públicos, los artistas o los medios de comunicación.
A ese puente es al que llamamos “lenguaje de intercambio”. Un discurso que, sin abandonar las preocupaciones básicas de nuestra práctica profesional, sea capaz de entender las preocupaciones del otro y ofrecer proyectos comprensibles también en términos de rentabilidad. Un discurso construido en base a unas pocas ideas:
Todo proyecto cultural es financiable en la medida de su prestigio; de modo que la primer preocupación es explicar cómo ese prestigio puede beneficiar a quien financia la actividad.
El presupuesto no es ni un requisito formal a cumplimentar ni una expresión de deseos; el presupuesto es una herramienta de gestión que, incluso, puede escalarse para explicar por qué podemos adecuar la propuesta a diferentes disponibilidades.
La entrevista con un posible auspiciante no es una reunión de amigos sino una negociación entre intereses diversos los cuales hay que mapear cuidadosamente. Tanto los propios como los ajenos. Debemos conocer a nuestro interlocutor tanto como podamos y lo que no sabemos simplemente preguntarlo. Recordemos que, por grande que sea la amistad que tengamos con esa persona, su decisión está sometida a juicios de todo tipo por parte de la organización que representa.
Hay una coherencia, incluso ética, entre el tipo de proyecto que estamos impulsando y el tipo de empresa a la que nos dirigimos. El juez último de esa coherencia es nuestro público, conocer sus valores y actitudes es parte central de la sustentabilidad del proyecto. Si traicionamos a nuestro público lo perderemos pero además estaremos proponiendo un muy mal negocio a nuestra socio eventual.
Obtenido el apoyo financiero de una empresa – o cualquier otra organización – debemos comprometernos no sólo a cumplir con nuestra parte del trato sino y fundamentalmente a lograr que nuestro socio salga beneficiado. Beneficios mutuos construyen relaciones duraderas.
El arte de negociar apoyos es, naturalmente más complejo, pero estas pocas ideas son un buen lugar para empezar a recorrerlo. Algunas entradas de nuestro blog – que listamos al final – son también puertas de entrada a este mundo. Y sobretodo recomendamos analizar los casos que publica el ConsejoEmpresario Argentino para el DesarrolloSostenible.


Entradas Relacionadas:

13 octubre, 2011

Las muchas profesiones de la gestión cultural


En agosto de 2006, en una de las primeras entradas de este blog nos preguntábamos ¿Qué hacemos losgestores culturales? Decíamos entonces:
¿A qué nos dedicamos? Esta es la búsqueda que se propone este blog: Búsqueda de una respuesta colectiva que parta – o llegue – reflejando la experiencia humana concreta – trascendente – de aquellas personas que hemos tomado la decisión de abocarnos a un mundo tan heterogéneo y complejo como el de la “Gestión Cultural”
Unas semanas atrás participamos del Segundo Encuentro Internacional de Gestión Cultural en la argentina ciudad de Mar del Plata. Tenemos pendiente hacer un balance completo de nuestra participación en ese ámbito: una deuda que no vamos a cancelar ahora.
Pero hubo una mesa en que se planteó debatir cuáles modalidades formativas eran más adecuadas para nuestra profesión: si la de grado, la de posgrado o incluso la modalidad de terciarios universitarios o con articulación universitaria. Y sobre eso queremos opinar aquí.
La cultura es creación social e histórica que se propone crear un futuro a partir de una herencia común. Como tal es diversa, conflictiva y multifacética.
La acción cultural – en sus más amplios sentidos – se inscribe dentro de esa complejidad que, difícilmente, pueda ser encorsetada en una única mirada académica.
Así como no es posible prescribir que ha de ser la cultura es imposible arribar a un paradigma único de formación del capital humano que ha de volcarse a la acción cultural. Sin embargo, con decir esto no estamos diciendo nada; no es posible, ni deseable, cultivar el relativismo cultural para combatir los etnocentrismos variopintos que aún navegan en muchas prácticas culturales.
Nuestro mundo – espacio tiempo concreto – es decidida e irremediablemente multicultural y hacia allí debe orientarse la profesionalización de la acción cultural.
Además la acción cultural es multidisciplinar porque variadas también son las modalidades que asume, los intereses que expresa y las estéticas que invoca.
En nuestro blog hemos registrado – sin pretender la rigurosidad de los estudios de caso – desde un almacén museo hasta la promoción del patrimonio culturalhospitalario o la experiencia de un centro cultural barrial convertido en un espacio de políticas participativas ubicado a un costado de los partidos políticos tradicionales. También el Proyecto Huellas que desde la escuela secundaria pública de nuestraProvincia de Buenos Aires se propone la construcción de ciudadanía a partir del patrimonio natural y cultural de sus comunidades rurales.
Simples ejemplos de un repertorio tan extenso y diverso que difícilmente pueda alguien inventariar en su totalidad.
Una fuente adicional para este debate es la oferta académica que las universidades hacen para nuestra profesión. La Universidad Abierta de Cataluña, por citar un caso relevante, está promoviendo las siguientes titulaciones:




Cuando uno sigue los enlaces encuentra descripciones de la oferta académica que, en los hechos, son síntesis paradigmáticas de las muchas profesiones involucradas en la acción cultural. A modo de ejemplo:
“La capacitación de profesionales en gestión cultural es una demanda de los agentes sociales, la Administración pública, el sector privado y la sociedad civil para dar respuesta a unas necesidades nuevas que surgen de la evolución y complejidad del sector cultural contemporáneo. Esta necesidad se está expresando tanto local como internacionalmente, donde las interacciones entre diferentes realidades son un fenómeno de la sociedad global que tiene una gran repercusión en el mundo de la cultura”

“La emergencia de nuevos ámbitos y necesidades ha provocado unos nuevos encargos sociales profesionales en nuevos sectores de la vida social. En este caso, la cultura se ha convertido en un sector de gran crecimiento e importancia en las dinámicas de desarrollo territorial y socioeconómico. Ante los nuevos escenarios de la cultura, se requieren unos recursos humanos adaptados a las nuevas realidades.”

“Muchas de las experiencias llevadas a cabo  en contextos culturales diversos han puesto de manifiesto que, mediante estrategias basadas en procesos comunicativos, se pueden alcanzar objetivos educativos, recreativos y de gestión de los bienes patrimoniales. Este posgrado tiene como objetivo la formación de especialistas en el ámbito de la interpretación ambiental y del patrimonio, proporcionándoles un conocimiento amplio del tema y combinando la teoría y la práctica con la finalidad de capacitarlos para diseñar programas de intervención en esta materia.”
“Este posgrado permite acceder a los conocimientos fundamentales sobre los elementos y factores (oferta, demanda, planificación territorial, desarrollo sostenible de los recursos turísticos, comercialización y diseño de productos) que hay que tener en cuenta para la gestión de la actividad turística centrada en el patrimonio y la cultura.”
“Tradicionalmente, la cultura ha estado inscrita en diferentes ámbitos con características y especificaciones propias. Pero en los últimos años, estas fronteras se han ido difuminando y cada vez se tiene más en cuenta el valor de la cultura como motor de desarrollo económico y social. En este posgrado se incide en las particularidades de los principales sectores culturales, su gestión y en el papel de los nuevos sectores emergentes relacionados con las TIC en el terreno cultural.”
“Una mirada en tiempo real a las artes, los medios digitales y la cultura popular contemporánea: El posgrado en Artes, medios digitales y cultura popular UOC-LABoral ofrece las bases para comprender y analizar los cambios y transformaciones en la relación entre cultura y sociedad y aporta conocimientos clave sobre las nuevas producciones artísticas y culturales contemporáneas transformadas por las tecnologías de la información y comunicación, el dinamismo de las industrias culturales y los procesos de globalización.”
“Las prácticas culturales se están transformando a gran velocidad con las nuevas formas de producir, transmitir y experimentar la cultura. La irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación, los cambios en los medios de comunicación y las industrias creativas son elementos clave para entender este cambio cultural. Por eso este curso ofrece las herramientas para pensar los cambios en la relación entre cultura y sociedad a través de fundamentos teóricos y el estudio de casos relevantes con debates con destacados académicos y profesionales.”

Como se ve hay un recorrido que va del patrimonio a la innovación, de la promoción del desarrollo al negocio turístico; todo en medio de cambios vertiginosos y de fronteras de todo tipo qu8e se van difuminando.
Haciendo una síntesis extrema de lo dicho y sin pretender haber más que explorado las problemáticas propuestas postulamos, por vía de hipótesis informal, que la clave más que en la profesionalización está en las políticas culturales. Las cuales debemos pensar con los horizontes más extendidos posibles y con toda la diversidad existente.
Que, en realidad, la profesionalización misma del sector es política cultural. Y que la formación de capital humano para la intervención cultural supone un conjunto de opciones ideológicas que, implícita o explícitamente, van delimitando el campo de acción.
La gestión cultural investiga, narra y proyecta los complejos y diversos modos de estar siendo humanos; las formas de hacer y sostener ese estar siendo humanos y las formas de narrarlos. Un estar siendo humanos que es universal y particular a un tiempo.
La formación de gestores y gestoras culturales debe asumir el desafío de la convivencia en un mundo – espacio tiempo heterogéneo, cambiante y complejo – crecientemente empequeñecido por la tecnología.
La irremediable y bienvenida libertad humana pone sobre la mesa la participación de las más diversas disciplinas y formaciones. Incluso el accionar cultural de personas que actúan sin otra formación específica que su buena voluntad. Pensada desde allí la formación académica debe ser capaz, también ella, de ampliar el límite de lo académico.
Conciliar competencias, alcances de las titulaciones y herramientas pedagógicas; atendiendo, como único límite deseable, a la calidad formativa. Desde el curso de atención al público organizado por la dirección de cultura del más pequeño de nuestros municipios hasta el magister de nuestras mejores universidades hay un recorrido a ordenar mediante múltiples legitimaciones. Tan múltiples como las necesidades y potencialidades de nuestras culturas.

22 junio, 2011

Interculturalidad, gesto y gestión


El concepto de interculturalidad suele aparecer confundido con otras formas de contacto entre culturas diversas. Una de las confusiones más habituales – y quizá la más extendida – es suponer a la identidad como un objeto dado de una vez y para siempre que lleva a las personas a comportarse en modos más o menos fijos. Se cristaliza la conducta porque se cristaliza la identidad para decirlo rápidamente.
Otra confusión habitual es plantear la interculturalidad como una relación entre los nativos de un territorio y los inmigrantes. La experiencia europea con los inmigrantes provenientes de África y de América suele estar en la base de esta mirada.
Vista desde nuestras tierras la interculturalidad tiene, por supuesto, esa dimensión. Pero también complejidades mayores producto de tradiciones milenarias dadas en un mismo y extendido territorio junto a otras hoy bicentenarias.
Nuestra América tiene interculturalidades diversas cuyas dinámicas no son tan fáciles de reducir a definiciones imbuidas de ciertos mecanicismos académicos. La modernidad europea nos heredó estados nacionales que, en su origen, se pretendieron homogéneos; lengua y religión oficial mediante.
Claro que no todas nuestras experiencias fueron iguales, que unos estados y unos gobiernos fueron más tolerantes que otros. Pero la interculturalidad supone miradas más abiertas, una vocación por valorar la diversidad cotidiana de nuestras sociedades; y ejercerla.
Vivimos un ejemplo claro de esto en nuestra participación en el encuentro de diseño gráfico en Ecuador del cual dimos cuenta en un post anterior.
Las palabras de bienvenida pronunciadas por la arquitecta Ximena Idrobo fueron, en este sentido, un recorrido por las interculturalidades americanas que queremos compartir con nuestros lectores.

“En el seno de la institución rectora de la gestión cultural nacional y provincial, entre muchos de sus sueños, hace 19 años uno de sus presidentes, el Arq. Franklin Cárdenas Mazón, alvergó uno: vincularnos con las culturas de América y el mundo, a través de una vocación milenaria presente en todos los pueblos y todas las épocas: la danza; se crea desde entonces el FESTIVAL INTERNACIONAL DE DANZAS DEL NUEVO MUNDO DEL FOLCLOR, escenario mágico ritual en el cual los pueblos del país, de América y del mundo, se han reconocido, encontrado, entremezclado, bajo el lema: "Solo conociendo las culturas vivas, nos identificamos como país", evento que en sus dos décadas de existencia, se ha insertado en la memoria colectiva local.
Diecinueve años más tarde le corresponderá a otro de sus presidentes, el Esc. Gabriel Cisneros, inaugurar un nuevo sueño, concebido con el mismo espíritu: como un espacio de reencuentro. Los dos presidentes, han sido hombres visionarios que han asumido los retos que la sociedad ha demandado en su momento.
La edición de este año (abril 2011) ha extendido sus ámbitos, los saberes acestrales, la palabra impresa, las artes plásticas, el diseño gráfico, el circo de la calle, la arquitectura, se han sumado, para dar lugar al ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL NUEVO MUNDO DE LAS ARTES, bienal que alternará desde ahora en adelante con las danzas.
Dentro de este evento, estamos aquí reunidos en esta noche para inaugurar el Encuentro Internacional de Diseño Gráfico, con el tema Diseño Gráfico vs. Cultura y desarrollo en América Latina, inicialmente se planteó como objetivo único crear un espacio de reflexión sobre el diseño ligado insoslayablemente a la cultura y consecuentemente articulado al desarrollo de los pueblos. Pero mirando el proceso de organización y todas las voluntades que se han sumado, involucrándose activamente en él, a la reflexión se suma el encuentro de la diversidad: argentinos, alemanes peruanos, ecuatorianos, empeñados en aproximarnos a un conocimiento menos epidérmico y más profundo del diseño; tarea difícil en medio de un entorno posmoderno marcado por la globalización, que ha provocado transformaciones profundas, nos ha cambiado "el modo de pensar, ser, sentir, actuar y fabular". El diseño concebido no como un valor agregado a los objetos sino como un elemento constitutivo de los mismos, es el registro y retrato de una de sociedad, una suerte de huella de identidad, pretendemos que sobre esto se profundice en la jornada de tres días.
Esta tarea difícil pero no imposible en la que nos hemos embarcado, de manera especial va dirigida a la nueva generación de diseñadores, un esfuerzo desplegado por y para ustedes jóvenes, y que, ha sido posible cristalizarlo gracias al apoyo de personas e instituciones fraternas, nuestro profundo agradecimiento a los hermanos y hermanas conferencistas: Arq. Franklin Cárdenas (Ecuador), Dis. Zadir Milla (Perú), Dis. Pablo Iturralde (Ecuador), Dis. Peter Mussfeldt (Alemania/Ecuador), Lcdo. Fernando de Sa Souza (Argentina), Dra. Mónica Lacarrieu (Argentina), Mgter.Mariana Costa (Argentina), Dis. Luis Bolaños, Sr. Carlos Logroño (Ecuador); a los diseñadores que han impulsado el taller de Producción de Objetos Gráficos sobre el encuentro Dis. Mónica Sandoval, Dis. María Alexandra López, Lcdo. Fabián Calderón, Lcdo. Edison Martinez, a la Espoch - EDG dirigida por el Ing. Milton Espinoza, a la Alianza Ecuatoriana de Diseño Gráfico, a su coordinador Lcdo. Marcelo Cepeda, GRAFITAT- COCOA USFQ a sus representantes Dis. Esteban Salgado e Ing. Hugo Burgos, al rector del Colegio Maldonado.
Retomo las palabras de nuestro presidente que las pronunció en el acto inaugural de la exposición de artes plásticas, este esfuerzo ha sido motivado por el amor y de todo acto de amor sembrado en terreno fértil se espera obtener buenos frutos, aspiramos que este evento cubra con sus expectativas.
A los conferencistas de los países hermanos que nos visitan, al igual de las otras ciudades del país, les damos una cálida bienvenida conforme es la característica de los riobambeños, y nuestro deseo que su permanencia en la ciudad sea grata. Y con la misma calidez sean todas y todos, BIENVENIDAS Y BIENVENIDOS. Arq. Ximena Idrobo C., Mg.”

Una lectura atenta de las palabras pronunciadas por la Arquitecta Idrobo permite leer las huellas que la interculturalidad esencial de nuestra América construye en nuestros discursos, aún aquellos destinados a una acción, aparentemente, protocolar:

1- el tiempo
Las primeras palabras fueron para historiar eso que se estaba haciendo; no se trataba de inaugurar un evento cultural – ese término tan en boga y que tan poco designa – sino de ser parte de un proceso cultural cuyos orígenes y protagonistas deben ser reconocidos en la continuidad que alimenta la innovación. En otras latitudes estamos lamentablemente acostumbrados a que cada gestión viene a refundar las instituciones culturales. Aquí la cultura construye su propia diversidad conectando creativamente la tradición y la innovación; ambas proyectadas como identidad cultural.

2- los plurales
La descripción del espacio y el sujeto de la acción cultural es claro: “...escenario mágico ritual en el cual los pueblos del país...” No se apela al pueblo de la nación sino a los pueblos del país. Es que se los sabe muchos y se los conoce por sus parcialidades pero también por su pertenencia a un mismo espacio territorial que, puesto a ser arte, se convierte en “un escenario mágico y ritual”; porque "Solo conociendo las culturas vivas, nos identificamos como país"

3- la vocación universal
Suele confundirse la defensa de las particularidades, la identidad y la tradición cultural con el rechazo a la condición universal de la experiencia humana. La interculturalidad supone exactamente lo contrario, construir la universalidad desde la diversidad: “... vincularnos con las culturas de América y el mundo, a través de una vocación milenaria presente en todos los pueblos y todas las épocas: la danza” El arte es el punto de encuentro en la medida que se legitiman sus múltiples lenguajes, estilos y estéticas. Así como los viejos y nuevos modos de expresión, desde los “saberes ancestrales” hasta “el circo de la calle”.

4- la contextualización
La interculturalidad es un modo de entender la relación entre proyectos distintos que operan en un espacio tiempo común. De allí la crucial necesidad de remisión al contexto: “... empeñados en aproximarnos a un conocimiento menos epidérmico y más profundo del diseño; tarea difícil en medio de un entorno posmoderno marcado por la globalización, que ha provocado transformaciones profundas, nos ha cambiado "el modo de pensar, ser, sentir, actuar y fabular".” El contexto nos cambia independientemente de cómo lo califiquemos; porque el contexto es ese otro humano que también actúa. Y es también la capacidad de nuestro propio proyecto para modificarlo. Un camino de interacciones tan múltiples como nuestras culturas.

5- la centralidad de la cultura
El gesto, el hacer un encuentro, el diseñar un artefacto, la gestión cultural misma tienen sentido en la medida que expresan una integralidad cultural: El diseño concebido no como un valor agregado a los objetos sino como un elemento constitutivo de los mismos, es el registro y retrato de una de sociedad, una suerte de huella de identidad...

Nuestra América es esencialmente intercultural porque aquí la cultura no es objeto sino proceso que nada tiene que ver ni con las etnias, ni con los estados, ni siquiera con las ideologías – en su definición más restringida. Aquí cultura es experiencia humana que transforma y se transforma en contacto con un otro al que se sabe igual en su humanidad y diverso en sus experiencias y modos de expresión. Quizás debiéramos hablar simplemente de culturas; transcurridas en tiempos diversos, atentas a la trascendencia universal de lo humano, tensionadas por contextos heterogéneos, cambiantes y complejos pero ancladas en un saber tan ancestral como las diversas humanidades que nos hacen ser lo que somos. Instalar la totalidad de nuestras culturas en cada gesto es, ya lo hemos dicho, la tarea central de quienes nos dedicamos a la gestión cultural.

24 febrero, 2011

¿Qué son y adónde van los nuevos medios de comunicación?

En reiteradas oportunidades hemos llamado la atención sobre la necesidad de que la gestión cultural se involucre de lleno en el debate (y la práctica) de los nuevos medios de comunicación que emergen a partir de Internet. “Desde cualquier lugar y en todo momento parecen ser las condiciones constitutivas de los procesos comunicacionales de nuestro tiempo. Acelerando vertiginosamente, nos parece, los intercambios simbólicos entre personas y organizaciones; y las múltiples influencias culturales que esto supone. Decíamos en una nota titulada Nuevo periodismo y gestión cultural.”
Hablando de los públicos culturales en la era de Internet agregábamos: “La aparición de un nuevo medio de comunicación ha cambiado siempre los modos, no solo de los medios que le precedían, sino de la cultura misma sobre la que interactúan viejas y nuevas herramientas de comunicación.
Internet maximiza esta regla porque conlleva en sí misma la expansión de todo lo conocido. Gestión cultural que no lea adecuadamente estos cambios está destinada a desaparecer; en esto coincidimos. Pero la implantación de las nuevas tecnologías no es igual en todo tiempo y espacio; hay un mientras tanto diferente para cada lugar donde el valor del folleto puede ser diferente al descripto. No se trata del sentido del cambio sino su ritmo.
Hace unos días, el diario La Nación de Buenos Aires entrevistaba a Leo Laporte, verdadero showman de la convergencia entre radio e Internet. Veamos lo que dice este emprendedor norteamericano:
“…lo interesante es que al hacer tu podcast (programa de radio para Internet – N de la R) no sos la voz de una corporación o del que tiene dinero, podes hacerlo sin demasiada estructura. Prácticamente cualquier persona puede tener un podcast y si llegás a la gente vas a tener una voz salteándote a enormes como CNN. “(…) “…un diario de papel tiene una relación con Internet distinta a la de un medio nativo on line. No podés ser la próxima gran cosa si sos la última gran cosa. Sólo lo podes hacer si no tenés nada que perder y esa capacidad emprendedora se pierde cada vez más rápido. La innovación se detiene: le tomó 30 años a IBM, 20 años a Microsoft y 10 años a Google. De hecho se golpean contra la pared y no pueden ser la próxima cosa, Google está intentando evitarlo tratando de no ser una sola compañía sino ser varias pequeñas para mantener el espíritu emprendedor por eso es que hay muchos lanzamientos de cosas interesantes de ellos el mismo día.” (…) “Yo acá en Buenos Aires veo disquerías y en un año no creo que estén más. Me parece que en eso quizás están un par de años atrás pero en otros casos ustedes están más adelantados tecnológicamente porque, por ejemplo, tienen mayor penetración de celulares que en Estados Unidos. Creo que es un tema de tiempo para que el soporte on line sea aún más fuerte. Creo que Internet cambia todo porque es abierta y todo el mundo puede hacer contenido con muy poco costo.” (…) “Creo que nosotros estamos cambiando el mundo de a poco pero lo estamos cambiando, todos los que trabajamos en tecnología vamos a cambiar el mundo, es una revolución silenciosa. Porque mucha gente en San Francisco trabaja en tecnología porque quiere hacerse rica pero creo que la mayoría lo hace para cambiar el mundo. No creo que Mark Zuckerberg haya hecho Facebook para hacerse rico. Mark Zuckerberg cambió el mundo, de una manera rara que a muchos no les puede interesar, pero lo hizo y eso es mucho más que dinero (…) La Red es como el agua, no podés pararla.”
El testimonio incluye algunas reflexiones sobre la práctica misma de la actividad emprendedora que vale la pena leer. Pero desde el punto de vista de la evolución probable de los medios digitales hemos extraído lo sustancial. Ahora bien ¿Qué es un podcast? Podcastellano dice:
“Según la Wikipedia, podcasting consiste en crear archivos de sonido (generalmente en MP3 u OGG) y poder subscribirse mediante un archivo RSS de manera que permita que un programa lo descargue para que el usuario lo escuche en el momento que quiera, generalmente en un reproductor portátil. También se señala que se asemeja a una suscripción a una revista hablada en la que recibimos los programas a través de Internet. Las principales ventajas del podcasting frente a la simple colocación de archivos de sonido en una página web es la sindicación, es decir, la posibilidad de que un programa o un servicio web recuerde visitar cada cierto tiempo las fuentes y comprobar si hay archivos nuevos que descargarse para escuchar. Frente al streaming, o retransmisión de sonido mediante Internet, el podcasting ofrece independencia, movilidad y libertad de horario. Es decir, se puede oir en cualquier dispositivo portátil que reproduzca MP3 (o el formato elegido), en cualquier lugar, sin limitaciones de cobertura o conexión a la Red, y en cualquier momento, ya que está grabado.”
El portal en español Ivoox hace, en su sección preguntas frecuentes, algunas consideraciones interesantes sobre el funcionamiento del sistema:
“ iVoox es un kiosco para escuchar, una plataforma donde poder reproducir, descargar y compartir audios de todo tipo de temáticas (historia, deportes, humor, …), y géneros (programas de radio, podcasts, audiolibros, conferencias, …). Una plataforma web de publicación y suscripción social de podcasts, y una comunidad de oyentes donde recomendar y descubrir nuevos audios, programas y podcasts. Está operativa en beta desde mediados de Noviembre de 2008.” (…) iVoox NO es un disco duro virtual para el intercambio de discografías musicales, ni un espacio para los contenidos pornográficos, injuriosos, insustanciales, ni aquellos que vulneren las leyes de protección de menores.”
El mundo de la creación, distribución y consumo de contenidos está cambiando vertiginosamente delante de nuestras narices y no siempre lo vemos. Es cierto, como se ha dicho, que hay ritmos diversos en tiempos y espacios diversos. No estamos seguros de que en dos años desaparezcan las disquerías de Buenos Aires. Pero, matizadas por ritmos diversos creo que pueden distinguirse claramente algunas tendencias:

1- Los cambios tecnológicos en el mundo de las comunicaciones son una ideología en sí; tienen un programa que, como sostiene Laporte, en un extremo pretende cambiar el mundo. Esto está teniendo un fuerte impacto político y cultural tal como se ha discutido en torno a la revuelta egipcia. Pero además tendrá un alto impacto hacia el interior de las organizaciones e instituciones sociales aunque probablemente sea más difícil verlo.

2- Los nuevos medios son plataformas para crear, distribuir, compartir y recomendar socialmente contenidos de los más diversos tipos. Los casos más exitosos de este modelo (Facebook, Google, Twitter) son empresas comerciales. Los medios tradicionales, aun los que se digitalizaron exitosamente no han logrado su masividad, aunque esto no significa que vayan a desaparecer. Sí que van a estar expuestos a la expresión de una crítica social que no van a poder controlar; es probable que sus márgenes de fijar agenda se vayan diluyendo.

3- Los protagonistas de estos nuevos medios son personas que logran una cierta masa crítica – sea en talento personal, en equipos de trabajo, en prestigio en suma. La persistencia en el tiempo de estos personajes – Laporte, por caso – está todavía por verse. La motivación económica no sería, se dice, el principal motor de esos talentos. Pero la economía del fenómeno va a condicionar su desarrollo, aun de quienes quieren, simplemente, cambiar el mundo.

4- Estas nuevas plataformas mediáticas van hacia la confluencia de soportes, lenguajes, géneros y estéticas; todo va al multimedia. La comunidad de usuarios y consumidores lo es también de formatos. Y, quizás más lentamente, de culturas.

La gestión cultural tiene ante sí una enorme oportunidad y, nos parece, ninguna amenaza. Se trata de seguir relevando el fenómeno y proyectarlo en sus sentidos más participativos y democráticos. Nuestra experticia en diversidad cultural quizás sea nuestro principal activo. Sólo se trata de ponerlo en escena.

01 septiembre, 2010

Multiculturalidad cotidiana en la Argentina


El director de orquesta, Daniel Barenboin, estuvo en estos días en la Argentina ejerciendo su arte pero también narrando su experiencia entre culturas diversas, cuando no enfrentadas. En una nota al diario La Nación de Buenos Aires expreso algunas ideas sobre las que vale la pena reflexionar desde nuestra profesión:
"Aquí me acostumbré a pensar que no había problemas de identidades múltiples: podía ser judío, musulmán, palestino. Dentro de todas las diferencias está el elemento común de ser argentinos. Es una lección que el resto del mundo todavía tiene que aprender"
La multiculturalidad argentina es una de las constantes de este blog, incluso citando al propio Barenboin como ejemplo de ella. Lo tratamos, más o menos exhaustivamente, en relación a los recientes festejos del Bicentenario.
Conceptualmente pueden diferenciarse los conceptos de interculturalidad y multiculturalidad. También el concepto de identidades múltiples tiene una historicidad que puede rastrearse hasta Freud por un lado y hasta el concepto de inculturación de la liturgia católica por otro.
Entre los argentinos podemos citar - sin ser exhaustivos - el concepto de vacío intercultural de Rodolfo Kusch
Resumiendo: la multiculturalidad tiene una larguísima tradición académica sobre la cual es muy improbable establecer preeminencias de ningún tipo.
Sí tiene, en la Argentina, la particularidad de flotar en el aire de lo cotidiano. Parafraseando a Barenboin y su arte: aquí se puede vivir - y ostentar - las más diversas identidades culturales y encontrarse sin conflictos en una esquina cualquiera compartiendo la música del mundo. Insistimos, en la cotidianeidad de nuestras calles y mercados.
Desde la gestión cultural poco - si acaso algo - es lo que hemos conceptualizado.
De hecho nuestra cultura cotidiana es mucho mas descentralizada que nuestra administración cultural, entendiendo por tal a la estructura burocrática del estado que interviene en las representaciones simbólicas de aquella cotidianeidad.
La gestión cultural argentina necesita dar un debate que cierre el verticalismo cultural de nuestro estado optando por la maravillosa interculturalidad de nuestras calles.
Parece sencillo pero llevamos doscientos años sin hacerlo. Va siendo tiempo de proyectar aquello que nos distingue - ni mejores ni peores, solo distintos - entre las culturas humanas: la azarosa convivencia de lo humano maravillosamente diverso.
La interculturalidad no aparece – por caso – en los ejes de debate del tercer congreso argentino de cultura que habrá de celebrarse entre el 15 y el 19 de setiembre próximos.
Seguramente será planteado en algunas de las exposiciones pero la verdad es que todavía no ocupa la centralidad que, a nuestro juicio, debiera tener.

31 agosto, 2010

La interculturalidad como vacío

En este blog nos hemos ocupado muchas veces de la necesidad que tiene la gestión cultural de abordar, en profundidad, la multiculturalidad creciente de nuestras sociedades como desafío programático central de la época. Cuando hablamos del concepto de interculturalidad entendemos que el mismo:

“… hace alusión a los encuentros que se producen entre sujetos de distintas culturas… la humanidad es y ha sido siempre intercultural, y son excepción los grupos que viven o han vivido permanentemente aislados… entendida como la puesta en práctica de un programa multiculturalista… se trata no solo de aceptar y respetar las diferencias, sino también de valorarlas, y educar a los ciudadanos en los principios-guía de la convivencia entre sujetos culturalmente diferentes.” (Diccionario de relaciones interculturales – Editorial Complutense; Madrid, 2007)
Pensada desde allí la relación con ese otro diverso que habita junto a nosotros un mismo territorio empieza a transitar un espacio de múltiples libertades sostenidadas por personas que, como decía Rodolfo Kusch en su Geocultura del Hombre Americano proyectan sus propios simbólos.
Una diversidad simbólica que convive sobre un mismo territorio físico – la aldea global, en un extremo – produciendo un cierto vacío intercultural. No ya entre observador y observado como decía Kusch para referirse a la investigación cultural sino entre sujetos convivientes.
Aún cuando pertenezcamos a una misma cultura, agregamos nosotros, la complejidad creciente de nuestras sociedades y el propio hecho de proponernos una acción cultural, cualquiera ella esa, nos lleva al borde mismo de ese vacío.
Aún a riesgo de simplificar podríamos decir que cuando intentamos un proyecto cultural intentamos precisamente atravesar ese vacío entre nosotros y ese otro frente a quien pretendemos desplegar nuestro hacer. De allí la necesidad de incorporar, como foco central de la actividad, los horizontes simbólicos involucrados.
El territorio – físico y simbólico – es una oportunidad para construir una estrategia en común con el otro, y eso ya es cultura.
Una cultura que no será nueva en el sentido estricto del término ya que surge de la convivencia de tradiciones y presentes diversos. Pero que será potencialmente nueva en la medida del aprendizaje mutuo hacia un futuro posible.
La multiculturalidad como programa dependerá en gran medida de nuestra capacidad de reconocer el vacío intercultural más como una vivencia cotidiana que como un concepto académico. No estamos seguros de que la formación de profesionales de la cultura este poniendo en esto los acentos necesarios.
“… pasa de ser mero objeto y se convierte en sujeto, dado que se refiere a algo existente. A su vez, en tanto es existente tiene un proyecto o posibilidad de ser. Un proyecto que, en suma, se manifiesta como libertad.”
“Ser un sujeto existente implica ser un ente pensante. El pensamiento, por su parte, se mueve dentro de un lenguaje y este implica un horizonte simbólico. El horizonte simbólico se alimenta a su vez de una tradición, funciona dentro de un presente y facilita el proyecto hacia un futuro. Hace entonces a lo cósmico, y en tanto integra un cosmos o sea un mundo, un mundo conocible, pero un mundo conocido y por eso ese hábitat, hace que la piedra, el árbol, la casa, el prójimo, tengan sentido. Crea así su propia economía, organiza sus instituciones, mantiene su lengua, a los efectos de mantener la constitución de su existir: lo que dijimos o sea, su domicilio en el mundo”.
En extremo podríamos decir que la interculturalidad – como práctica de la gestión cultural – refiere a un conjunto de acciones y, sobretodo, actitudes positivas hacia la más amplia diversidad. Considerándola no ya como dato de la realidad – que lo es – sino y fundamentalmente como un activo cultural estratégico.

04 agosto, 2010

Gestión cultural e industria cinematográfica

El cine argentino está creciendo; por lo menos si tomamos en cuenta las cifras brindadas por la consultora Ultracine del cual se hace eco Punto Panorámico – Secretaría de Cultura de la Nación – en una nota titulada “Números de la Industria Cinematográfica”. Se dice allí que:
“Entre las 12 películas más vistas se destaca la presencia de dos filmes argentinos: “Carancho” en el 9º puesto y “Dos Hermanos” en el 11º, el único estrenado por una distribuidora independiente local, Primer Plano. Por otra parte, “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella sigue su marcha triunfal por el mercado norteamericano sumando una recaudación de 4.967.000 dólares en las 166 salas donde se exhibe desde hace 10 semanas. Cabe recordar que el film se mantiene desde su estreno entre los 20 más vistos de los Estados Unidos y recaudó 9,3 millones de dólares en la Argentina y 8,4 millones en España, por lo que el mercado estadounidense ya es el tercero en importancia.”

¿Cómo puede la gestión cultural aprovechar este fenómeno? Que, según la misma fuente, es global: “… la revista The Economist destaca un repunte de la asistencia al cine a nivel mundial, una tendencia sostenida a lo largo de los últimos cinco años”.

Entre las muchas iniciativas posibles que pueden desarrollarse desde la gestión cultural merece destacarse el trabajo del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.  Dice una nota del portal Continta Norte:
“La Provincia de Buenos Aires se consolida como Set de Filmación. Así lo describen las estadísticas del primer semestre del año, que acumulan un total de 366 filmaciones, de acuerdo a datos provistos por la Comisión de Filmaciones de la Provincia de Buenos Aires (BAFILM), dependiente del Instituto Cultural, y las oficinas de Filmación de distintos municipios provinciales”.
Juan Carlos D´Amico – Presidente del Instituto – cuenta cómo lo han impulsado:
“Nosotros hemos desarrollado, desde el Instituto Cultural, el posicionamiento de nuestra comisión de filmaciones en el ámbito local pero también en el internacional, a través de una intensa formalización de los trámites, el posicionamiento de nuestras locaciones y el acompañamiento a plazas claves para filmar, como La Plata y Avellaneda”.”
Además están trabajando con las ciudades de Bahía Blanca, Lobos, Vicente López, Olavarría y Tandil.
Agrega la nota citada que:
“Según datos del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) más del 50% de las filmaciones a nivel nacional se realizaron en la Provincia de Buenos Aires, superando incluso a Capital Federal. Esto sucede debido a la diversidad de escenarios que pueden encontrarse, que van desde paisajes naturales; tales como llanuras y sierras, hasta la arquitectura clásica y moderna de gran parte de sus ciudades.”
La provincia está previendo realizar en setiembre las segundas jornadas de capacitación para oficinas de filmación.
En síntesis ¿Cómo hizo el Instituto Cultural para captar más de la mitad de las filmaciones que se realizan en la Argentina’
- Creo una oficina central en la provincia con proyección nacional e internacional.
- Apoyó el trabajo de las oficinas locales que se proponían posicionarse como set de filmación.
- Promueve la incorporación de otras ciudades al mismo plan de trabajo.
- Normalizó los trámites para facilitar las autorizaciones.
- Capacita al personal de las oficinas locales.
En realidad un plan bastante sencillo en su enunciación aunque complejo dado el tamaño de la provincia de Buenos Aires y, para nosotros, un excelente ejemplo de cómo la gestión cultural puede – y debe – impulsar el crecimiento de las industrias culturales. Vale la pena recorrer el enlace de industrias creativas del Instituto para ver cómo se articula el conjunto de esta política.

13 julio, 2010

Ambitos creativos

La creatividad - ya se sabe - es un fenómeno complejo. Todos somos creativos, pero solo unas pocas personas logran ponerlo en escena y, entre ellas, solo una pequeña minoría consigue vivir de su creatividad.Dos notas del suplemento económico del diario Clarín del último 2 de mayo ofrecen un material muy interesante para analizar el tema: “Las empresas apuestan a la creatividad de sus empleados” con la firma de Verónica Surbek y “Una competencia clave” de Verónica Pages.
La primera está referida a la gestión de la creatividad y la segunda a la gestión de la multiculturalidad dentro de organizaciones empresarias globales.
Desde la perspectiva del triangulo de la creatividad ambas refieren al ámbito que juzga y consagra o rechaza la capacidad creativa del talento. Resulta interesante intercalar la mirada de ambas autoras:

… en Globant inauguraron hace tres meses “Globant Labs”. Al estilo Google Labs - precursora en este tipo de acciones - , es un ámbito en el que todos los empleados pueden desarrollar proyectos fuera de agenda, liberar su creatividad, y hasta probar algunas “ideas locas”…” – Surbek –
“… funciona formalmente y cualquier empleado puede aportar ideas o suscribirse para trabajar en un proyecto presentado por sus compañeros de alguna parte del mundo. “Así, cuando uno tiene parte de su tiempo disponible, puede apuntarse a uno de estos proyectos, que cada responsable debe ‘vender’ para lograr la adhesión de los profesionales que necesita para llevarlo a cabo de forma colaborativa…” – Surbek –
En una reunión de directorio de una compañía brasileña, recién fusionada con una organización germano-francesa, el presidente, responsable hasta allí de la compañía alemana, presentó al nuevo directorio una agenda detallada con asignaciones de tiempo definidas para cada tema. El auditorio, compuesto mayoritariamente por brasileños, empezó a reír. Las risas reflejaban una actitud culturalmente diferente hacia la autoridad y la percepción de un exceso de organización por parte del líder de la compañía.” – Pagés –
Lo que ese presidente aprendió fue que formar parte de un directorio multicultural no es tarea fácil. Aún si hubiera sabido de la informalidad de los brasileños o de su resistencia frente a propuestas de agendas rígidas, tampoco habría alcanzado. Su trabajo primordial consistiría en ampliar su mirada y su disposición frente a lo distinto. Trabajar con otros diferentes a uno es hoy una realidad ineludible y, además, garantía de éxito.” – Pagés –
Von der Heide reflexiona: “Ser creativo no siempre significa hacer algo original: a veces implica encontrar nuevas formas de hacer lo mismo. Es decir, hacer más con menos. Y es cierto que no siempre se necesitan grandes presupuestos para generar buenas ideas”.” – Surbek –
El campo de trabajo en nuestro país, entonces, ha profundizado su naturaleza “multicultural”. Para garantizar el mejor desempeño profesional en este contexto, las organizaciones deben ocuparse de la gestión de la cultura…” – Pagés –
Enfocarse, como organización integral, en procesos de análisis de las culturas con las que se comparte trabajo en categorías primordiales para la gestión. Rosinski (2008) propone las siguientes: sentido del poder y responsabilidad, enfoques de administración del tiempo, nociones de territorio y límites, definiciones de identidad y propósito, patrones de comunicación, modos de pensamiento.” – Pagés –
Nadie crea en soledad. La difundida imagen del genio loco creando en su torre de marfil es falsa. Las investigaciones de Howard Gardner y Mihaly Csikszentmihalyi lo han demostrado hasta el hartazgo.
Las personas, para desarrollar su creatividad, necesitan de ámbitos con determinadas características: ni tan laxas que todo sea posible, ni tan rígidas que el talento no pueda expresarse. Y de ámbitos de consagración que permitan orientar recursos – de todo tipo – hacia los procesos creativos.
De allí la importancia de la reflexión sobre qué debe hacer una organización – de cualquier tipo – para favorecer el desarrollo creativo de su capital humano.
En la nota que firma Verónica Surbek aparece claramente un modelo replicable: la organización crea un ámbito para la investigación de nuevos procesos y productos, pero será el interesado quien corra con la tarea de obtener el apoyo de sus pares.
Una interesante síntesis entre laxitud – ensayan “…algunas “ideas locas” – y esfuerzo: quien se pretende a sí mismo como interesado en crear deberá obtener el apoyo necesario para hacerlo.
Y aquí es donde la nota de Verónica Pagés aporta una mirada complementaria de la anterior: las actuales organización son crecientemente multiculturales y esto plantea el desafío de “… ocuparse de la gestión de la cultura”.
En un apunte para nuestras clases de “Elementos de Diagnóstico Cultural” decimos: “…acercarse a una cultura otra supone ser capaz de superar aquello que Rodolfo Kusch define como Vacío Intercultural entre la cultura que observa y la cultura que es observada. (…) Esto supone, aunque parezca obvio, entender al contexto como un mundo habitado por libertades que condicionan nuestro propio accionar y no como un simple mercado (…) Aún cuando pertenezcamos a una misma cultura, podríamos agregar nosotros, la complejidad creciente de nuestras sociedades y el propio hecho de proponerse una acción cultural, cualquiera ella esa, nos lleva al borde mismo de ese vacío. Partiendo además de la enorme diversidad y riqueza cultural de los procesos humanos que estamos viviendo.
Aún a riesgo de simplificar podríamos decir que cuando intentamos un proyecto cultural intentamos precisamente atravesar ese vacío entre nosotros y ese contexto sobre el que pretendemos operar. De allí la necesidad de incorporar a nuestra tarea la posibilidad de comprender los horizontes simbólicos involucrados
.”
Impulsar las capacidades creativas de la propia organización – cultural o no – supone formular ámbitos que aprendan a hacerlo y entender que la multiculturalidad de nuestro mundo requiere de un hacer muy específico: la gestión cultural.

14 marzo, 2010

El Estado como productor cultural

Un artículo publicado el blog Kaniwa de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana pone en discusión el lugar del Estado y su administración cultural frente al mercado del libro. Con el título Paradojas del Gasto Educativo y Cultural en México comienza reproduciendo algunas ideas del ensayista Rafael Pérez Gay:

En otras páginas he expresado mis dudas acerca del tamaño del editor estatal mexicano. Vuelvo a hacerlo aquí: ¿Tiene sentido sostener un Estado-editor de las dimensiones del que tenemos? No. ¿Tiene sentido editar cientos de miles de libros al año con una red no mayor de siete mil bibliotecas y un sistema de distribución que no excede los trescientos puntos de venta como los que regentea el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes? No. Es como comprarse veinticinco llantas de refacción para un solo coche, nada más por si se ofrece.
“Desde luego, no creo que el Estado deba abandonar la edición de libros, pero considero un error que se proponga como múltiple casa editora con los dineros públicos. El fracaso ha sido rotundo: el consumo no aumenta, la distribución es inexistente; en consecuencia, los lectores brillan por su ausencia y la industria editorial vive en un estado de desnutrición grave
.”

El autor no promueve la desaparición del Estado – en este caso mexicano aunque el sayo puede caerle a otros estados – del mercado editorial sino que llama la atención sobre la necesidad de articular esa actividad de un modo que podríamos llamar más industrial:

… hemos llegado al bochornoso escenario en el cual se diseña un plan editorial que quizás elogiarían en España, pero con un consumo como el de Nicaragua y un sistema de distribución y comercialización adecuado para un país como Barbados.” Y agrega: “Si se revisan el cine, el teatro o la música, aparecerá la misma fuerza paradójica: gastar el dinero en la misma casa de gobierno e instalar grandes aparatos sin público. ¿Quiere decir todo esto que el Estado no debe invertir en libros? No: quiere decir que debe gastar en bibliotecas (no en el delirio de una megabiblioteca) y en las editoriales privadas serias que sean capaces de surtir títulos que valgan la pena para enriquecer esos acervos”.

Sin pretender opinar sobre el fondo de la cuestión – asunto reservado a la ciudadanía de México – debemos decir que frecuentemente las políticas culturales van de extremo en extremo: a veces produciendo obras que a nadie llegan, otras contratando artistas con altísimas convocatorias de público que garantizan fama y aplausos a los decisores políticos.
El Estado puede – y debe – ser un productor cultural porque la reproducción de nuestras culturas no puede quedar subordinada al mercado. Pero debe hacerlo con la misma inteligencia de los mercados: construyendo cadenas de valor que garanticen la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios culturales.

Nota Relacionada:
¿Es gratis la cultura?

05 marzo, 2010

Modelo de intercambios en gestión cultural

Una nota publicada en el portal noticiasdealaba.com informa sobre una iniciativa de gestión cultural realizada en España y que nos parece un modelo muy interesante. Veamos:

La iniciativa recorrió 3.500 kilómetros durante veinte días, visitando un total de diez ciudades del Estado. Y volverá en primavera de 2011. En el periplo, se han mantenido entrevistas, reuniones y contactos con 19 directores y coordinadores de centros culturales, museos y espacios de arte contemporáneo y otros agentes del mundo de la cultura. "El Tour Inmersiones ha conseguido exportar tanto el modelo de gestión que propugna el Proyecto Amarika como el entramado del arte emergente vasco", apunta López de Lacalle. "El resultado ha sido extraordinario en el terreno de lo concreto, pero también en el plano del aprendizaje. E igualmente extraordinario en lo relativo a proyectos que, si todo sale bien, podremos ver aquí en los próximos meses, y también por el cauce abierto para que artistas de nuestro entorno puedan salir fuera".

Entre los proyectos en estudio se destaca: “… un Archivo de Artistas Emergentes Vascos, herramienta que sería enormente útil para proyectar su actividad en el Estado y visualizarlos de un modo mucho mejor. Podría servir para integrarse en una red estatal que conllevaría consecuencias en términos de mayores oportunidades de trabajo para el colectivo artístico. Además, informó de que, a raíz del debate suscitado por el tour en torno a modelos de gestión cultural, hay varios centros del estado interesados en la realización de jornadas específicas sobre esta materia, donde el Proyecto Amarika detalle su experiencia.

Buscamos el blog del Proyecto Amarika y allí vimos que se trata de un proyecto de gestión cultural de base local y basado esencialmente en la articulación de actores y recursos diversos aunque orientados – en lo sustancial – a la gestión de tres salas. En el enlace que incluimos más arriba está disponible un pdf que detalla con bastante claridad la naturaleza del proyecto, sus antecedentes y sus propuestas.
Nos interesa destacar algunos párrafos particularmente significativos:

Que sea “tutor” de la gestión independiente y de la participación del colectivo de la Asamblea en la misma. Esto es, que sea ecuánime, que no permita abusos de miembros de la Asamblea en el acceso a las posibilidades de producción que ofrece la institución, etc…Que realice funciones de enlace entre la Diputación, la Asamblea y el tejido cultural. Se encargará de la puesta en marcha de la producción, de la logística necesaria para la realización de trabajos y de la coordinación de los asuntos propios de los actos, inauguraciones, etc.
Que realice y presente un informe – proyecto con la programación para las tres salas para un curso e ir proponiendo la puesta en marcha las actividades y convocatorias del mismo.


Aspectos vinculados a la más activa participación posible – gestión independiente, ecuanimidad, enlaces hacia el tejido cultural, etcétera – se combinan con aspectos más duros de la gestión – producción, logística, indicadores, etcétera.
Un proyecto que además se enriquece enriqueciendo a otros colectivos en un “tour de inmersión”. No pretendemos calificar acciones que sólo conocemos de segunda mano pero como proyecto nos parece una iniciativa susceptible de ser replicada en las más diversas geografías.

18 enero, 2010

La multiculturalidad como programa

Bajo el título “Donde no hay diálogo entre culturas, puede haber choque de civilizaciones” el diario Clarín de Buenos Aires publicó el último domingo un reportaje a Elvira Saint-Gerons Herrera, entre otras cosas, directora de la Fundación Tres Culturas .
Dice la entrevistada: “…en cada ciudad, y en la mayoría de los países europeos, la multiculturalidad es un hecho. No hay una sola cultura sino varias coexistiendo y uno puede encontrarse con tantas nacionalidades diferentes que en su contacto van generando al mismo tiempo una cultura de la diversidad que en cada sitio adquiere formas y fisonomías propias.
La nota recorre el estado de la cuestión en Europa en general y en España en particular con una mirada decididamente global. Vale la pena leerla en detalle.
La Argentina no escapa a esta realidad de ser una sociedad multicultural y lo ha sido desde siempre con momentos en los cuales su población era mayoritariamente inmigrante.
Desde 1853, año de su primera constitución y hasta, más o menos, 1950 en nuestro país se amalgamó la cultura de hombres y mujeres provenientes de todas partes del mundo.
Ese proceso histórico se basó en cinco grandes líneas de acción:
- Un proyecto cultural de largo plazo que ponía más el acento en la comunidad de destino que en la comunidad de origen plasmado en la dicotomía “civilización o barbarie”.
- Una amplia tolerancia religiosa.
- El reconocimiento de la ciudadanía a la primera generación de inmigrantes.
- La educación primaria masiva como forma de inculturación de esos nuevos ciudadanos y
- La promesa, la más de las veces no cumplida, de entrega de tierras a las familias que llegaban a estas playas.
Cierto es que en parte ese proyecto se ejecutó contra los intereses materiales y simbólicos tanto de los pueblos originarios como del gaucho, hijo mestizo de españoles e “indios”. Y que recién la reforma constitucional de 1994 reconoció la preexistencia cultural de los aborígenes y los derechos que de ello emerge.
Las consecuencias de esa deliberada exclusión todavía pueden rastrearse en ciertos discursos minoritarios que pretenden encontrar en tales o cuales "razones raciales" el origen de algunas de nuestras turbulencias.
Pero no es menos cierto que la Argentina no ha vivido conflictos interraciales ni interreligiosos más allá de la existencia de minúsculos grupos xenófobos que jamás tuvieron real significación en nuestra vida política ni cultural.
¿Puede esta experiencia servir de base a la construcción de un programa de acción multicultural? Sí, a condición de hacer una evaluación crítica de la misma.
En primer lugar digamos que la sociedad argentina amalgamó todas estas culturas desde un estado que imponía desde arriba y hacia abajo una visión única de qué era “civilización” y qué “barbarie”. Ese unicato en la visión civilizatoria es una de las razones de la violencia política y social que hemos vivido hasta hace un par de décadas y además hoy ya no es posible.
Por otro lado, y más allá de vagas e incumplidas promesas, no hubo una política capaz de crear oportunidades de trabajo para todos los inmigrantes generando enormes bolsones de desocupación reflejadas en el conventillo primero, en las villas miseria luego y en los actuales asentamientos que rodean a varias de nuestras más populosas ciudades. Esta permanencia de situaciones de desamparo económico puede, en un extremo, potenciar la xenofobia disfrazada de lucha por el empleo y los recursos económicos.
Finalmente, la enorme diversidad de origen de nuestras poblaciones no siempre fue percibido como una oportunidad sino que se establecieron categorías de inmigrantes deseables – los provenientes de Europa en general – y otros a los que se fue etiquetando como indeseables – los provenientes de Latinoamérica en general.
Las administraciones culturales derivadas de ese proyecto replicaron el patrón: tolerantes en lo religioso, centralizadas y burocráticas en lo político y económico, orientadas más hacia las elites que a la democratización de la producción, circulación y consumo de bienes y servicios culturales.
Los aciertos y errores de aquel proyecto nacional formulado por la Argentina de mediados del siglo diecinueve son una excelente plataforma para aportar a la formulación de programas de gestión multicultural; sólo falta que la administración cultural pública invierta en su investigación y desarrollo.
Desde este brevísimo repaso de nuestra experiencia un programa multicultural es aquel capaz de crear un proyecto común cuyo capital más preciado sea la más amplia diversidad de orígenes. El desafío es crear con los otros un nosotros extendido.

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