31 octubre, 2008

Gestión y desarrollo cultural en Uruguay



El Centro Cultural de España en Montevideo realizó, entre el 20 y el 22 de octubre, un seminario bajo el título “Gestión y desarrollo cultural en Uruguay”.
Según los organizadores “El objetivo de este seminario es profundizar el reconocimiento de las comunidades culturales del interior del Uruguay y fomentar la creación de sinergias que contribuyan al desarrollo local, aportando herramientas prácticas para la gestión cultural.
La coordinación por parte del CEE estuvo a cargo de Isabel Torres.
Participaron, Sumila Detomasi, Coordinadora Ejecutiva de la Agenda Metropolitana del Uruguay; Juan Carlos Barreto, Director de Cultura de la Intendencia de San José; Daniel Ayala, Director de Cultura de la Intendencia de Florida y Alfredo Fernández, Director de Cultura de la Intendencia de Canelones.
Tuve el honor de ser invitado a exponer en dicho seminario junto a Héctor Olmos de la Fundación Ortega y Gasset. Dictamos, además, tres conferencias en las Intendencias Municipales de San José, Florida y Canelones.
En Montevideo expuse el trabajo que hiciéramos con Isabel Nader: Buscadores de Cultura y en las Intendencias el artículo que publicara en “Culturar, las formas del desarrollo”: Dimensión cultural del desarrollo local.
Fue una experiencia muy interesante tanto por lo ocurrido dentro de los espacios del seminario cuanto por el rico intercambio que pudimos realizar con los restantes expositores. Acercarse hoy a la gestión cultural uruguaya es asistir a un proceso muy rico fuertemente sesgado por diferentes iniciativas descentralizadoras encabezadas por el poder ejecutivo nacional tanto como por las respectivas intendencias. Digamos además que pudimos ver una sólida convivencia entre gestores culturales pertenecientes a diferentes fuerzas políticas lo cual habla de la madurez del proceso de profesionalización de las políticas culturales del Uruguay.
Un párrafo aparte merece el Programa Agenda Metropolitana que coordina diferentes políticas públicas de las intendencias más cercanas a Montevideo donde también se salta por encima de las cuestiones partidarias.
Vaya, para concluir, nuestro especial agradecimiento al Centro Cultural de España en Montevideo y, en particular, a quien coordinó la actividad: Isabel Torres.

Fondos para gestión cultural: prorroga por 14 días

La última edición del boletín electrónico de la Secretaría de Cultura de la Nación informa que el plazo para concursar los fomdos del Programa Cultural comunitario se prorrogó hasta el próximo 14 de noviembre. En una nota anterior informamos las características de esta convocatoria.
La prorroga, según informa Cultura, tiene por objeto que: "asociaciones civiles, fundaciones, cooperativas y mutuales que tengan personería jurídica, ahora tienen más tiempo para presentar sus propuestas. El requisito es que estén orientadas a transformar la realidad social a través de la cultura."

06 octubre, 2008

Innovación y cambio cultural

Una entrevista a Francisco Vallejo, Consejero de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía.

La nota muestra una manera de pensar el “cambio cultural” como componente necesario de la innovación y a esta como un requisito para el desarrollo sustentable.

“-¿Qué cambio cultural ha comenzado exactamente la pasada legislatura?-
(...) Hemos pasado entre el profesorado del 'hay que publicar' al 'hay que patentar'. Si no transferimos conocimiento a nuestra sociedad no crearemos bienestar social y no podremos competir con los países que producen a bajo coste. No debe pararse en este punto la Universidad. Además de la trasferencia tecnológica debe tener una voz crítica, una imprescindible voz social que ha perdido en las últimas décadas.
-Pero ese cambio no se ve en los alumnos. Parece que no existe esa cultura.
-Veamos. Tenemos las bases fundamentales. Hemos realizado los cambios estructurales. Y lo hemos hecho muy bien. Yo me descubro ante el esfuerzo de los andaluces. Y el salto cualitativo se va a ver próximamente. Para que todo este proceso de cambio se establezca hay que estar pendiente de dos aspectos primordiales. En primer lugar es que vienen tiempos duros pero que también vienen con más oportunidades que nunca. Y también traen más exigencias. El que no se prepare, el que no estudie, el que no se forme, tendrá más posibilidades de ser explotado. Y aquí viene el segundo aspecto. Vivimos en un mundo más pequeño, globalizado y con fuertes corrientes migratorias. La conclusión es que creemos que estamos preparando bien esta tierra para este salto cualitativo definitivo y que el mensaje que trasladamos a los alumnos es que hay que estudiar toda la vida.
-Quizá la ciudadanía entiende perfectamente que los pilares de la comunidad son la Salud, la Justicia, la Educación. Y ahí no admite recortes, ni retrasos sino mejores continuas en el servicio. ¿En qué lugar queda la Innovación ante estos tres mosqueteros presupuestarios? Y algo que nos preocupa más todavía ¿Cómo convencer a los andaluces que la innovación, al ser transversal a todo, es fundamental, precisamente, para el desarrollo de estos tres pilares de la sociedad?
-La innovación es un elemento cultural de la sociedad. La innovación pertenece a todos los ámbitos. Pertenece a la educación, a la salud, a la justicia. En el caso de Salud, innovación es el Campus de la Salud, sus instalaciones, sus máquinas pero también es innovación las pequeñas cosas de cada día, como el trato que se le dispensa a un paciente. Hay que recapacitar. En lo cotidiano somos más innovadores de lo que pensamos. Por ejemplo, los invernaderos de plástico de Almería, el elemento dinamizador de la provincia, nunca ha sido contabilizado como innovación. Lo es.
-¿Se ve que recuerda muy bien sus tiempos de consejero de Salud. Cómo ve la innovación en la educación?
-En la educación el cambio se ve claramente. Hemos pasado de cuánto sabe el profesor a cuánto aprende el alumno. Esto es clave. Al profesor ya no le vale la conferencia. El modelo del plan de Bolonia es que el alumno tiene que buscar y trabajar de forma colaborativa. Igual que el profesorado. Se acabó sacarse una plaza, aprobar una oposición y echarse a dormir. Hay que estudiar, repito, toda la vida.


El modelo de cambio cultural que propone el Consejero parece – hasta donde podemos leer desde aquí – estar basado en una modificación muy sencilla: las “patentes” más que las publicaciones y los alumnos formados más que los profesores capaces. Es decir una mirada más atenta a los protagonistas y resultados del proceso – educativo en este caso – que a las condiciones del mismo. Repite el mismo esquema cuando evalúa el proceso innovador de Andalucía en su conjunto:

(...)Los andaluces tenemos (y estamos) desarrollando nuestro propio modelo que tiene que basarse en estas dos acciones. Primero, crear y gestionar adecuadamente nuestros recursos humanos y, segundo, atraer recursos humanos de fuera. Que vengan los mejores a Andalucía y se quieran quedar con nosotros. Este es el camino. Mire, se ha hablado muchísimo en estos últimos ocho años del modelo irlandés. Al final, no le vale a nadie. Crecen muy pero que muy rápido, es cierto, pero mira cómo caen más rápido todavía. Yo, en mis 25 años de vida en política he concluido que es mucho mejor estar en la mitad, que en este caso es crecer continuamente y apenas caer. (...) Es el momento de ser ambicioso y de aprovechar las oportunidades. Tenemos que perder nuestros vicios y desprendernos de la cultura del lamento. Mirar con esta actitud de lamento hacia el pasado hoy en día es solo una pérdida de tiempo. Y, además tenemos que ser conscientes de que tampoco hace falta ser los primeros en todo. No hace falta ser los más ricos, porque tampoco nos hace ser más felices. Yo soy muy optimista con Andalucía.

Pareciera que el otro componente de innovación y cambio cultural es la capacidad de situarse en un espacio determinado y desde allí establecer las propias prioridades.

Nota Relacionada:
Cambio cultural y políticas públicas

03 octubre, 2008

Fondos para gestión cultural en Argentina

El boletín digital de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación de Argentina informó en la edición distribuida hoy:

Hasta el 31 de octubre, las organizaciones sociales sin fines de lucro de todo el país que trabajan para transformar la realidad social a través de la cultura, podrán participar de la cuarta convocatoria del Programa Cultural de Desarrollo Comunitario, que destina $1.400.000 para financiar aquellos proyectos que resulten seleccionados. De esta manera, asociaciones civiles, fundaciones, cooperativas y mutuales que tengan personería jurídica, deberán presentar sus iniciativas para realizar emprendimientos culturales.

Las bases y condiciones de la convocatoria así como los formularios de inscripción pueden consultarse desde este enlace. La Secretaría sostiene que:

Sus objetivos son apoyar mediante subsidios a las organizaciones sociales que desarrollan proyectos socioculturales y dejan instaladas capacidades y recursos productivos para la auto organización, la autonomía y el “poder hacer” de una población; que transfieren conocimientos y herramientas a comunidades de alta vulnerabilidad social; que promueven el trabajo articulado con organismos públicos, redes de organizaciones y movimientos sociales. El compromiso de esta Secretaría sigue siendo la construcción de un país con oportunidades para todos, razón por la cual no sólo deben destinarse recursos económicos, sino desarrollar y fortalecer las capacidades de las organizaciones como espacios generadores de participación e inclusión social y construcción de ciudadanía.”

La convocatoria aparece como muy amplia desde el punto de vista de los objetivos de los proyectos tanto como desde el punto de vista de los requisitos formales. Además el sitio incluye información sobre las experiencias de las convocatorias de 2005, 2006 y 2007 así como el mapa de proyectos presentados y aprobados en esos años.

02 octubre, 2008

Tecnología y cambio cultural

Una nota en el Diario de los Andes, firmada por Claudio Barros, plantea el viejo problema de la relación entre tecnología y cambio cultural:

El tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos”, cantaba Luca Prodan en los ’80 adaptando la letra de Pablo Milanés y describiendo los tiempos que se venían. ¿Qué tiempos se vinieron? los de la renovación tecnológica en forma vertiginosa, de cosas que durante décadas convivieron con nosotros y hoy las reemplazamos por nuevos productos más eficientes, mejor diseñados aunque quizá no tan necesarios.

Avanza con una lista, no exhaustiva, de artefactos tecnológicos que, en pocos años, dejaron de ser: desde los disquetes hasta los discos compactos que los reemplazaron y hoy están en vías de extinción lisa y llana.

Todos estos cambios no sólo son una cuestión de consumo, sino más bien cultural. Está cambiando nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Ya no se arregla el reproductor de DVD, se tira y se compra nuevo porque es más barato. Hoy ya no es necesario hacer colas en el banco para pagar impuestos porque los home bankings por Internet permiten hacerlo desde el hogar. Parecen comodidades pero son también cambios importantes, y en breve llegarán otros. El arribo de la alta definición promete darnos estrenos de películas y series con una calidad que nos atornillará al sillón de casa para no perdernos nada. Parece lejano y caro, pero no hay que olvidar que igual se apreciaba mucho de lo que hoy poseemos y tenemos ganas de renovar.

Mientras tanto una nota de Infobae nos cuenta una travesura de Google para celebrar sus diez años: “Ofrece los resultados que en 2001 hubiesen tenido búsquedas hechas hoy. iPod, YouTube, Wikipedia, Guerra de Irak Nada de eso aparecía en esa época ...

Una pregunta casi obvia: aquellos 10 u 11 de noviembre de 1989 cuando el mundo leía en el diario o veía por televisión la caída del muro de Berlín ¿Cuántas personas de ese orbe habían oído hablar de Internet? Cierto es que existía para ámbitos más restringidos como el académico o el militar, pero la inmensa mayoría de los mortales ni siquiera la hubiera imaginado. Pero todo esto, incluso Google y el iPod ya son el diario de ayer.
Y nada más viejo que el diario de ayer, solía decir un viejo refrán; pero pareciera que lo viejo empieza a ser aquello que nacerá mañana ¿Pareciera?
La verdad es que vivimos tiempos tan acelerados que casi podrían definirse como de cambio constante; y si esto es así ¿Cómo se adaptan las personas? ¿Y las instituciones? ¿Y los gobiernos? Escenarios posibles, planificación proactiva e interactiva son algunas de las herramientas que solemos mentar cuando hablamos de cambio cultural.
Pero todo esto deja afuera esa dimensión más humana que es la cotidianeidad, ese lugar efímero donde las culturas se expresan, a veces en piloto automático.
Cultura es estrategia de vida, decía Kusch; y las estrategias tienden a la adaptación pero ¿Y las identidades emergentes de esas culturas? Entre una y otra opera el tiempo, pero un tiempo jerarquizado por los símbolos.
Y muchas veces no operamos sobre ese tiempo y los símbolos que lo maduran. Dejamos que los intereses, que legítimamente a veces, siempre operan.
En la etiqueta “identidad y cultura” de este blog venimos reflejando algunos de estos debates impulsados por el cambio constante. La gestión cultural tiene sobre estos tiempos subordinados al cambio mucho para preguntar y preguntarse.

Nota Relacionada:

Cultura y tecnología: vigencia de Rodolfo Kusch

01 octubre, 2008

Asociaciones culturales ¿en vías de extinción?

Una nota del Diario Vasco expone una investigación realizada en España sobre el estado de las asociaciones culturales de ese país:

Un informe elaborado por el Instituto de Estudios de la Universidad de Deusto sostiene que el asociacionismo cultural ha dejado paso a otra clase de participación popular: la vinculada a demandas relacionadas con servicios, damnificados o el consumo.

...más de la mitad (el 52%) afirman mantenerse gracias a partidas de las arcas públicas, su segunda fuente de ingresos tras las cuotas. Siete de cada diez de las que funcionan han surgido en los últimos 15 años (la mitad de ellas a partir del 2001) y apenas el 10% se fundaron antes de 1975. El estudio censa 49.568 sociedades en España y constata el envejecimiento progresivo de sus socios, (más del 60% de ellos ronda los 40 años) y tres cuartas partes (el 75%) cuentan con menos de cien asociados.

No tenemos a mano datos comparables de la Argentina pero sospechamos que el panorama no es muy diferente. Si aceptamos esto último como premisa los gestores culturales debiéramos empezar a revisar el contexto donde esto se produce.
En una presentación sobre el libro de Jeremy Rifkin, La Era del Acceso, comentábamos la disputa que el autor analiza entre la “esfera económica” y la “esfera cultural”. Y su afirmación en el sentido de que “La producción cultural se convierte en el fin último de la cadena del valor económico
No es de extrañar, entonces, que las personas tiendan más a participar en términos de “derechos del consumidor” antes que en el ejercicio de sus derechos culturales.
Sin embargo un paradigma semejante entraña una contradicción: la producción cultural supone un horizonte simbólico popular – en el sentido de toda la población – que no puede reducirse a criterios de rentabilidad empresaria.
En otra entrada de este blog nos preguntábamos ¿Es rentable la gestión cultural? Concluyendo que la disputa entre lo simbólico y lo “económico” ... "No es uno u otro espacio sino los dos al mismo tiempo; debiéramos perder el pudor por términos como cadena de valor, productividad, marketing y algunos varios etcéteras más.”
Podríamos pensar a la producción cultural como sostenida en tres capas superpuestas: una base amplia constituida por todos los habitantes participando en la producción, circulación y consumo de bienes y servicios culturales de los modos más diversos posibles; una segunda capa conformada por voluntarias y voluntarios que del modo más absolutamente amateur movilizan aquella participación popular y, finalmente, una capa profesional que desde lo público, lo privado o lo gubernamental dedica todo su tiempo y esfuerzo al desarrollo cultural.
Si entendemos, y compartimos, que el desarrollo cultural es el resultado de complejas interacciones entre las tres capas veremos que el envejecimiento, reducción y eventual desaparición del asociativismo cultural es una amenaza para todo el campo cultural. Incluso, y tal vez principalmente, para aquel de gestión privada.