Una ciudad española se plantea este desafío: abandonar la tradición industrial de su economía y construirse como una nueva ciudad. “Este nuevo cambio hacia el sector servicios, donde están hermanados cultura, turismoy ocio, afectará a la ciudad de un modo integral y substancial. Accesos, comunicaciones, infraestructuras y equipamientos se deben redimensionar y cambiar de dirección hacia este nuevo enfoque”
Supone movilizar la tradición de la ciudad con un sentido diferente al habitual, no ya como un valor estético sino como propuesta de valor – incluso económico – a partir de la estética.
“Hablar de industria cultural, es hablar de intangibles, de museos, de centros culturales, de rutas históricas, de aulas y centros de interpretación de nuestro patrimonio, de grandes auditorios, de salas de exposición. Nuevos tiempos anuncian el fin de la calderería, del montaje, del mantenimiento y de la siderurgia como alma y motor de Avilés.” Apuesta cultural llaman a esto los habitantes de la ciudad de Aviles.
En la nota se debaten los diferentes alcances que tendrá esta decisión y sus implicancias económicas, políticas y sociales. Aparecen los debates políticos y, naturalmente, las candidaturas de cara a esta transformación mayúscula de la economía industrial a la economía cultural.El ámbito de este debate es el estado municipal y uno de sus instrumentos el plan director de la ciudad. Como dice el final de la nota: “Si la apuesta es cultural, apostemos todos por la cultura”
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La apuesta es cultural
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28 noviembre, 2006
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