27 enero, 2012

El talento llega uniendo trabajo y sueños


Esta frase – todo un programa para el desarrollo creativo – pertenece a la pintora Miña Stempelsztejn y forma parte de un reportaje que lehiciera Fabián Bosoer en el diario Clarín de Buenos Aires el últimodomingo.
Una nota inteligente cuya lectura completa en la fuente original recomendamos.
Una nota sobre la que puede hacerse un recorte dirigido a un tema que hemos tratado varias veces ¿Cómo desarrollar la creatividad depersonas e instituciones? Desde ese lugar rescatamos algunas de las respuestas de la artista y agradecemos – justo es reconocerlo – las preguntas del cronista.
No creo en los “talentos naturales”. Sí creo en el interés, el deseo y la intuición que guían hacia determinado tema. Pero hay que trabajar y estudiar mucho, y hay que permitirse sentir y poner en obra el lenguaje plástico. ¿Qué significa esto? Aprender a manejar formas, colores, espacios. El talento llega uniendo trabajo y sueños. El color es de una riqueza infinita que incide muy directamente sobre lo emocional. Posee leyes muy definidas que hay que conocer. De ese conocimiento depende la libertad para crear climas expresivos personales.
Cambie pintura por “determinado tema”; descomponga las características específicas del mismo, trate de descubrir los sentimientos que lo involucran en el mismo y verá que esto dicho de la pintura puede aplicarse a cualquier vocación.
Organizo el aprendizaje comenzando de lo más sencillo a lo más complejo. Dibujar primero sólo con lápiz proponiendo ejercicios muy acotados en lo técnico y promoviendo gran libertad expresiva en las imágenes que aparezcan. Estas propuestas generan confianza para el que trabaja y a veces incredulidad por los logros que se obtienen. Simultáneamente se produce un conocimiento recíproco entre nosotros, y para mí un hilo conductor de cómo seguir desarrollando el camino pedagógico, enriqueciendo propuestas y materiales. (…) Se debe atender a la poética personal de cada uno. Todos tenemos una poética, todos. El uso de los distintos materiales responde a las necesidades expresivas de las distintas personalidades o etapas creativas. Hay materiales que son más sutiles, como las tintas. Son de elaboración rápida e irreversible. Lápices, carbonillas y pasteles de distinta composición tienen más que ver con el dibujo. Óleo y acrílico son de elaboración más lenta y cada uno de ellos tiene sus propias ventajas y desventajas en lo técnico y en la imagen que se desee obtener. Con cada uno de estos materiales se puede incluir collage de papel, arena, tela u otros materiales que generan diversas texturas y sensaciones específicas para quien las trabaja y en el espectador. La poética de cada uno es netamente espiritual, y el artista elige con qué material se expresa.
De lo simple a lo complejo; incorporando las técnicas lentamente; promoviendo una “gran libertad expresiva”; valorando los primeros logros para generar confianza; respetando la poética personal de cada cual; promoviendo un conocimiento recíproco entre profesor y estudiante. ¿Somos los docentes conscientes de este camino? O seguimos parados en la autoridad del saber. Los verdaderos procesos de enseñanza cambian a las personas.
Suele suceder que al incorporar nuevas formas de relacionarse con la materia, con las imágenes y las propuestas, se producen paralelamente cambios en las actitudes de la vida misma. Tengo en el taller ciertas personas que en la vida cotidiana se manejan arbitrariamente con sus tareas habituales y su entorno. Me asombro entonces de ver cómo trabajan cuando se ponen frente a una tela. Empiezan a pintar en forma prolija y ordenada, se concentran y encuentran soluciones personales para las dificultades que presenta a veces la materia, o el tema mismo. Reaparece aquí aquel niño asombrado que quedó lejos, y uno acompaña y disfruta de lo que empieza a surgir a través del pincel.
Gardner y Csíkszentmihályi en sus investigaciones sobre los fenómenos creativos destacan esta necesidad de recuperar la mirada asombrada del niño frente al mundo.
Para salir al encuentro de ese niño asombrado que llevamos dentro no hay milagros. Conozco un solo camino: trabajar para crecer y saber, investigando técnicas y materiales, cambiando enfoques compositivos. Ser valiente, explorar caminos nuevos y ser constantes respetando especialmente las propuestas personales. (…) Creo que en el ejercicio de todo arte hay juego, y en todo juego hay códigos que lo rigen. Podemos ejercer lo lúdico siempre que tenemos que elegir y combinar elementos que deseamos conjugar para obtener determinados resultados. Jugar aporta elementos del azar que de otra forma permanecen ocultos, y sólo se nos revelan si los sabemos reconocer.
 Decía el antropólogo argentino – profesor y amigo nuestro – Ricardo Santillán en una nota que en2003 publicara el portal Neuronilla
"… enseñar a crear las mejores condiciones para que emerja la creatividad en el ámbito que sea. Esto implica no ser “verticalista” en el sentido de decir “así se crea” y, en consecuencia, “así no se crea”.
La enseñanza en este campo tiene más que ver, diría Rodolfo Kusch, con un crecimiento “vegetal”. Con regar las semillas de creatividad que, no me cabe duda, todos tenemos. Eso justamente y según el citado filósofo y antropólogo, significa “desarrollo”: el despliegue de potencialidades que ya están y que, en el campo de lo cultural, mucho tiene que ver con la construcción de identidades plenas o, dicho de otra manera, de personas integradas en el seno de comunidades también integradas. Y, además, con la construcción mancomunada de formas de vidas más dignas, justas y creativas en el seno de comunidades plenas de sentido.(...)El gran tema es respetar las individualidades y sus formas de procesar la realidad. En este sentido cada cual a su manera amplia algo de su modelo y, a la larga, la creatividad aparece aunque sea fortaleciendo esa “franja” de la personalidad. Esto significa que sea como fuera los objetivos de la materia se cumplen. Si me permites otra licencia y retomando aquella frase de Aldous Huxley que dice que “somos víctimas y beneficiarios de nuestra propia cultura” creo que el resultado final es que, de una forma u otra, terminan primando los beneficios. Y eso es más que importante y para mí, como docente, muy satisfactorio."
Terminábamos aquella nota con esta síntesis: “Abrir el modelo cultural que trae el alumno” y “…el afianzamiento de lo grupal… sin desdeñar el humor y el clima festivo…” parecen ser los valores agregados de incorporar a la curricula académica un taller de técnicas de investigación creativa como el que dirige Santillán Güemes. La clave metodológica está en el encuadre teórico del proyecto: favorecer la propia construcción creativa del alumno sin “verticalismos”.
Entre aquella nota con Santillán Güemes y este reportaje a la pintora Miña Stempelsztejn han pasado nueve años; ambos se desarrollaron en contextos y con objetivos muy diferentes y, sin embargo, las claves para desatar el proceso creativo de las personas son prácticamente las mismas, con los matices inherentes a cada disciplina. Investigadores reconocidos de los fenómenos creativos como los citados llevan décadas describiendo fenómenos similares. Pero lo más significativo de nuestro sistema educativo parece no registrarlo; y si no, que me desmientan estudiantes y docentes de la Argentina.

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