“Hacer la cuenta” sistematiza la información recopilada por el SinCA sobre gasto cultural de las provincias argentinas y del estado nacional así como las diferentes institucionalidades que asume en esas jurisdicciones el sector cultura.
Se destaca el crecimiento del producto bruto cultural que pasó del 2,3 % en el 2004 al 3,5% en 2009. Analiza también el gasto cultural por habitante en el total del país arrojando un valor de casi 26 pesos – unos 5 euros.
El análisis provincia por provincia muestra un altísimo nivel de dispersión entre los extremos: 119 pesos (poco más de 22 euros) por habitante en la Provincia de San Luis – la que más gasta – y apenas un 1 peso para Formosa, la de menor presupuesto.
Hace un pormenorizado análisis del gasto provincial y su relación con el desarrollo económico. Dice:
“La asociación es directa: frente a un mejor desempeño socioeconómico, se observa un mayor gasto destinado a cultura (medido en porcentaje sobre el total y como gasto por habitante); ante un desempeño socioeconómico más pobre, menor será el gasto destinado a cultura”.En “Valor y Símbolo” se repasa tanto la historia de las industrias culturales en la Argentina como su desempeño actual abarcando diarios y revistas; libros; discos; películas; radio; televisión.
En las industrias culturales también se pueden observar profundas asimetrías: la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, tiene apenas el 7,7% de la población pero concentra el 67,3% de los títulos editados. Y si se compara la cantidad de ejemplares publicados la participación llega al 84,2%.
La verdad es que estas asimetrías de la estructura cultural argentina son bastante conocidas. Por caso, ya nos habíamos ocupado de ellas en dos artículos: La cultura partida y Federalismo y cultura.
Lo extraordinariamente valioso es la recopilación de datos e indicadores que realizó el SinCa brindándonos una base de datos para debatir el tema con mayor pertinencia. Párrafo aparte merece la excelente atención de este organismo público: para recibir los ejemplares impresos solo tuvimos que pedirlos por correo electrónico y luego pasar a buscarlos. Y además los están poniendo en línea para que cualquiera pueda bajarlos de su sitio.
Espero que nuestro lectores – por lo menos los de Argentina – consulten y trabajen sobre estos datos; tal vez así podamos empezar a diseñar un plan nacional de cultura que permita desandar nuestros profundos desequilibrios.
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