En agosto de 2006, en una de las primeras entradas de este blog nos preguntábamos ¿Qué hacemos losgestores culturales? Decíamos entonces:
“¿A qué nos dedicamos? Esta es la búsqueda que se propone este blog: Búsqueda de una respuesta colectiva que parta – o llegue – reflejando la experiencia humana concreta – trascendente – de aquellas personas que hemos tomado la decisión de abocarnos a un mundo tan heterogéneo y complejo como el de la “Gestión Cultural”” Unas semanas atrás participamos del Segundo Encuentro Internacional de Gestión Cultural en la argentina ciudad de Mar del Plata. Tenemos pendiente hacer un balance completo de nuestra participación en ese ámbito: una deuda que no vamos a cancelar ahora.
Pero hubo una mesa en que se planteó debatir cuáles modalidades formativas eran más adecuadas para nuestra profesión: si la de grado, la de posgrado o incluso la modalidad de terciarios universitarios o con articulación universitaria. Y sobre eso queremos opinar aquí.
La cultura es creación social e histórica que se propone crear un futuro a partir de una herencia común. Como tal es diversa, conflictiva y multifacética.
La acción cultural – en sus más amplios sentidos – se inscribe dentro de esa complejidad que, difícilmente, pueda ser encorsetada en una única mirada académica.
Así como no es posible prescribir que ha de ser la cultura es imposible arribar a un paradigma único de formación del capital humano que ha de volcarse a la acción cultural. Sin embargo, con decir esto no estamos diciendo nada; no es posible, ni deseable, cultivar el relativismo cultural para combatir los etnocentrismos variopintos que aún navegan en muchas prácticas culturales.
Nuestro mundo – espacio tiempo concreto – es decidida e irremediablemente multicultural y hacia allí debe orientarse la profesionalización de la acción cultural.
Además la acción cultural es multidisciplinar porque variadas también son las modalidades que asume, los intereses que expresa y las estéticas que invoca.
En nuestro blog hemos registrado – sin pretender la rigurosidad de los estudios de caso – desde un almacén museo hasta la promoción del patrimonio culturalhospitalario o la experiencia de un centro cultural barrial convertido en un espacio de políticas participativas ubicado a un costado de los partidos políticos tradicionales. También el Proyecto Huellas que desde la escuela secundaria pública de nuestraProvincia de Buenos Aires se propone la construcción de ciudadanía a partir del patrimonio natural y cultural de sus comunidades rurales.
Simples ejemplos de un repertorio tan extenso y diverso que difícilmente pueda alguien inventariar en su totalidad.
Una fuente adicional para este debate es la oferta académica que las universidades hacen para nuestra profesión. La Universidad Abierta de Cataluña, por citar un caso relevante, está promoviendo las siguientes titulaciones:
Cuando uno sigue los enlaces encuentra descripciones de la oferta académica que, en los hechos, son síntesis paradigmáticas de las muchas profesiones involucradas en la acción cultural. A modo de ejemplo:
“La capacitación de profesionales en gestión cultural es una demanda de los agentes sociales, la Administración pública, el sector privado y la sociedad civil para dar respuesta a unas necesidades nuevas que surgen de la evolución y complejidad del sector cultural contemporáneo. Esta necesidad se está expresando tanto local como internacionalmente, donde las interacciones entre diferentes realidades son un fenómeno de la sociedad global que tiene una gran repercusión en el mundo de la cultura”
“La emergencia de nuevos ámbitos y necesidades ha provocado unos nuevos encargos sociales profesionales en nuevos sectores de la vida social. En este caso, la cultura se ha convertido en un sector de gran crecimiento e importancia en las dinámicas de desarrollo territorial y socioeconómico. Ante los nuevos escenarios de la cultura, se requieren unos recursos humanos adaptados a las nuevas realidades.”
“Muchas de las experiencias llevadas a cabo en contextos culturales diversos han puesto de manifiesto que, mediante estrategias basadas en procesos comunicativos, se pueden alcanzar objetivos educativos, recreativos y de gestión de los bienes patrimoniales. Este posgrado tiene como objetivo la formación de especialistas en el ámbito de la interpretación ambiental y del patrimonio, proporcionándoles un conocimiento amplio del tema y combinando la teoría y la práctica con la finalidad de capacitarlos para diseñar programas de intervención en esta materia.”“Este posgrado permite acceder a los conocimientos fundamentales sobre los elementos y factores (oferta, demanda, planificación territorial, desarrollo sostenible de los recursos turísticos, comercialización y diseño de productos) que hay que tener en cuenta para la gestión de la actividad turística centrada en el patrimonio y la cultura.”“Tradicionalmente, la cultura ha estado inscrita en diferentes ámbitos con características y especificaciones propias. Pero en los últimos años, estas fronteras se han ido difuminando y cada vez se tiene más en cuenta el valor de la cultura como motor de desarrollo económico y social. En este posgrado se incide en las particularidades de los principales sectores culturales, su gestión y en el papel de los nuevos sectores emergentes relacionados con las TIC en el terreno cultural.”“Una mirada en tiempo real a las artes, los medios digitales y la cultura popular contemporánea: El posgrado en Artes, medios digitales y cultura popular UOC-LABoral ofrece las bases para comprender y analizar los cambios y transformaciones en la relación entre cultura y sociedad y aporta conocimientos clave sobre las nuevas producciones artísticas y culturales contemporáneas transformadas por las tecnologías de la información y comunicación, el dinamismo de las industrias culturales y los procesos de globalización.”
“Las prácticas culturales se están transformando a gran velocidad con las nuevas formas de producir, transmitir y experimentar la cultura. La irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación, los cambios en los medios de comunicación y las industrias creativas son elementos clave para entender este cambio cultural. Por eso este curso ofrece las herramientas para pensar los cambios en la relación entre cultura y sociedad a través de fundamentos teóricos y el estudio de casos relevantes con debates con destacados académicos y profesionales.”
Como se ve hay un recorrido que va del patrimonio a la innovación, de la promoción del desarrollo al negocio turístico; todo en medio de cambios vertiginosos y de fronteras de todo tipo qu8e se van difuminando.
Haciendo una síntesis extrema de lo dicho y sin pretender haber más que explorado las problemáticas propuestas postulamos, por vía de hipótesis informal, que la clave más que en la profesionalización está en las políticas culturales. Las cuales debemos pensar con los horizontes más extendidos posibles y con toda la diversidad existente.
Que, en realidad, la profesionalización misma del sector es política cultural. Y que la formación de capital humano para la intervención cultural supone un conjunto de opciones ideológicas que, implícita o explícitamente, van delimitando el campo de acción.
La gestión cultural investiga, narra y proyecta los complejos y diversos modos de estar siendo humanos; las formas de hacer y sostener ese estar siendo humanos y las formas de narrarlos. Un estar siendo humanos que es universal y particular a un tiempo.
La formación de gestores y gestoras culturales debe asumir el desafío de la convivencia en un mundo – espacio tiempo heterogéneo, cambiante y complejo – crecientemente empequeñecido por la tecnología.
La irremediable y bienvenida libertad humana pone sobre la mesa la participación de las más diversas disciplinas y formaciones. Incluso el accionar cultural de personas que actúan sin otra formación específica que su buena voluntad. Pensada desde allí la formación académica debe ser capaz, también ella, de ampliar el límite de lo académico.
Conciliar competencias, alcances de las titulaciones y herramientas pedagógicas; atendiendo, como único límite deseable, a la calidad formativa. Desde el curso de atención al público organizado por la dirección de cultura del más pequeño de nuestros municipios hasta el magister de nuestras mejores universidades hay un recorrido a ordenar mediante múltiples legitimaciones. Tan múltiples como las necesidades y potencialidades de nuestras culturas.
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