03 diciembre, 2007

Emprendimientos culturales: La Protegida, Almacén Museo

Asomarse a “La Protegida” es como fisgonear un parto. Raúl Lambert y su gente están pariendo una idea nueva a pesar del descreimiento de unos cuantos:

"“La Protegida” nace a partir de la decisión de exponer al público mi colección de objetos y artículos de almacén acopiados a través de más de tres décadas de paciente dedicación.
Siempre tuve conciencia de la importancia del Patrimonio de Navarro e intenté convencer a autoridades locales de distintas gestiones administrativas sobre la necesidad de ponerlo en valor, para convertirlo en un bien turístico que genere recursos genuinos a través de una correcta política turística-cultural.
Tal vez la indiferencia mostrada por ellos, mi natural tozudez y mis firmes convencimientos, actuaron como disparadores para intentar demostrar con hechos lo que sostenía con palabras.


La naturaleza del proyecto es singular: un almacén museo con aires de pulpería. “La ausencia del estado”, dice Lambert, es la mayor dificultad que enfrenta este emprendimiento. Pero esa ausencia fue también el estímulo que impulsó a este emprendedor.
¿Cómo lo resolvió? Haciendo que almacén y museo se nutran mutuamente, creando así una fuente de financiamiento alternativo.
Quienes llegan a “La Protegida” pueden comer una picada, unas empanadas y tomar, por ejemplo, cerveza artesanal. O unos pastelitos y un café. Pueden también comprar productos regionales y hasta libros que hablan de Navarro, la ciudad donde se encuentra esta iniciativa.
Un típico servicio gastronómico que el viajero encuentra sin dificultad en los recorridos turísticos. Esta es, según Lambert, su principal fuente de financiamiento.
Pero además el visitante está en un museo: una colección – lograda, por cierto – de objetos que nos cuentan un pasado que nos constituye como habitantes de una región cultural y no otra. Herramientas, marcas, utensilios de las viajas cocinas de campo. Hasta un viejo expendedor de combustibles que parece adornada con una cruz esvástica.
Y, sobretodo, un guía apasionado que responde preguntas, se detiene en algún objeto y lo explica reviviendo el pasado de una ruralidad bonaerense que se fue haciendo urbana.
La gastronomía y el museo se alimentan creativamente; como el escritor que se sostiene creando publicidad.
Y además el patio de arte del que ya hablamos a propósito de la puesta del Radioteatro Juan Moreira.
“La Protegida” está cercana a cumplir su primer año de vida y eso se siente en el entusiasmo que trasmiten quienes trabajan allí.
La nota completa a Raúl Lambert es un ejemplo claro de cómo se arma un emprendimiento en nuestro medio. Vale la pena leerla detenidamente.
Las estructuras del estado – nacional, provincial y municipal – debieran ser más receptivas frente a estos proyectos culturales. Entender que aún sin presupuesto se los puede apoyar mejorando su visibilidad; ayudarlos en aspectos técnicos concretos e, incluso, facilitar insumos e instalaciones. Y sobre todo reconocimiento. Claro que, para eso, los gobiernos que transitoriamente conducen el estado deben estar dispuestos a convivir con aquellos que piensan distinto. Y animarse a compartir sus sueños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

nunca me imaguine que un lugar asi tubiese tantas cosas antiguas para disfrutar,es un lugar en el cual te sentis comodo y muy bien atendido, sigan ofreciendole a navarro lo mejor como lo estan haciendo.Mucha suerte