Según cifras de la consultora Ultracine, durante el año 2010 el mercado cinematográfico argentino contó con 38 millones de espectadores (un crecimiento del 15% respecto de los 33 millones de 2009), mientras que la recaudación total pegó un salto del 43% al pasar de los 472 millones de pesos de 2009 a 675 millones en 2010, producto en buena parte del alza del costo promedio de la entrada y la explosión de las salas 3D, cuyos tickets tienen un precio más alto.Llama la atención que en un mercado cinéfilo tan amplio como el argentino nuestras películas no tengan una repercusión mayor. La pérdida de dos millones de espectadores y la caída de siete puntos en la cuota de mercado son un fracaso difícil de esconder.
La cantidad de público que fue al cine en 2010 lo posiciona como el segundo mejor año de los últimos tiempos, por detrás de los 42 millones de cinéfilos de la temporada récord de 2004. Cabe resaltar que las salas 3D significaron el 18% del público total y el 26% de los ingresos del mercado, una tendencia que irá en aumento durante 2011. En cuanto a los títulos, “Toy Story 3” superó los 3 millones de tickets vendidos, seguido por “Avatar” y “Shrek para siempre” que superaron los 2 millones, mientras que “Alicia en el país de las maravillas”, “Eclipse”, “El Origen” y “Harry Potter y las reliquias de la muerte (parte 1)” superaron el millón de espectadores. Entre estos 7 títulos, se quedaron con el 36,5% de la taquilla nacional. Las películas nacionales perdieron casi dos millones de espectadores respecto de 2009 (de 5,3 millones a 3,4 millones) y la cuota de mercado cayó del 16 al 9 %, despuntando el film “El secreto de sus ojos” que vendió casi 2,5 millones de entradas. Sólo 17 de los más de 100 estrenos nacionales que se registraron en 2010 superaron los 10.000 espectadores, con cuatro éxitos: “Igualita a mí” (835.000), “Carancho” (620.000), “Dos hermanos” (465.000) y “Gaturro” (415.000).
Sobre todo si se tiene en cuenta el aporte de espectadores realizada por "El secreto de sus ojos", película nacional ganadora de un Oscar. Lo peor del caso es que no vemos que esto sea motivo de debate en nuestros círculos culturales.
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