La implosión del
estado soviético primero y la explosión de las llamadas (entonces)
nuevas tecnologías
de la información y la comunicación cambiaron
el mundo en que vivimos. Los parámetros y las ideologías del siglo
xx son, cuando menos, insuficientes para explicar los fenómenos
sociales, políticos y económicos de este nuevo siglo.
Las teorías
finiseculares que proponían el fin de la historia, el fin de las
ideologías y su consecuencia inmediata, el choque de civilizaciones,
tampoco fueron capaces de preveer los profundos cambios que el siglo
xxi traería aparejados sobre los escenarios internacionales.
Un mundo, este del
siglo xxi, que es heterogéneo, cambiante, complejo y conflictivo
como nos lo recuerda siempre Santillán Gúemes y cuya única
permanencia es el cambio.
Y sobre el cual no
tenemos más que algunas pocas certezas y una enorme cantidad de
preguntas; algunas de ellas en el borde de la desesperación.
¿Sabemos? que la
ecología de nuestro hábitat está gravemente dañada, que la matriz
energética basada en los combustibles fósiles debe ser cambiada más
temprano que tarde; que la crisis alimentaria podría estar a la
vuelta de la esquina, que el capitalismo financiero sin más no logra
salir de su crisis y pocas cosas más.
Hay datos,
descripciones parciales de los nuevos escenarios y la tarea enorme de
rearmar el rompecabezas global en un mapa inteligible que permita
producir las estrategias de vida necesarias para convivir mejor en un
mundo cada día más pequeño. Y, parafraseando a Rodolfo Kusch, eso
ya es cultura.
Sabemos también que
cultura es creación social e histórica y no mero ejercicio de
iluminados. De tal modo no pretendemos ser capaces de producir ese
mapa ni, mucho menos, esa cultura del nuevo siglo.
Nuestra única
capacidad es proponer el debate, acercar algunos datos o incentivar
algunos núcleos temáticos posibles. Eso hacemos desde nuestro
programa de radio: Buscadores de cultura.
Les dejamos un audio
sobre la realidad del continente africano hoy.
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