“El nuevo ministro de Cultura, César Antonio Molina, anunció hoy al tomar posesión de su cargo su intención de trabajar para convertir la cultura española en 'el motor de todas aquellas personas que hablan y se expresan' en español en todo el mundo”. Esto según el portal Terra de España.
Define sus objetivos de gestión en términos de: "'Debemos estar en el mundo, que es el lugar que nos corresponde, y no en el ámbito único de nuestro mapa y de nuestra geografía'Agrega la nota periodística: “destacó el carácter universal de una lengua 'que representa al menos a quinientos millones de personas en todo el mundo', para añadir: 'nuestra cultura va detrás, es un pilar fundamental y tenemos que traspasar esa frontera y situarnos en el mundo donde debemos estar'.”
Carmen Calvo, ministra saliente dejó, también, un par de comentarios interesantes:
“las políticas culturales suponen 'un dificilísimo equilibrio' entre 'los intereses de quienes generan la cultura, que son los creadores y los productores, y los intereses de los ciudadanos'.
'Si la política cultural se queda en las élites y en los gestos, no cumple el servicio público que debe cumplir en una sociedad donde los ciudadanos demandan la cultura como un verdadero derecho'”
El nuevo Ministro de Cultura español identifica, aunque no lo precise demasiado, los conceptos de idioma y cultura. Pareciera decir “el idioma es la cultura”, parafraseando aquello de “la patria es el idioma”
Cabría preguntarse como reaccionarán ante este planteo los hablantes vascos, catalanes o gallegos por decir lo menos.
En este mismo blog comentábamos meses atrás un plan de ciudadanía global de la Xunta de Galicia que, entre otras cuestiones, hacía foco precisamente en el idioma gallego.
Pero ¿qué decir de los hablantes americanos tanto originarios como mestizos? Que unos están recuperando sus lenguas originales y los otros mestizando ya no las culturas – mestizas hace mucho – sino las lenguas. Por caso el spanglish o el portuñol.
Cierto es que para todos nosotros – hablantes americanos, vascos, catalanes o gallegos – el español es nuestro idioma de intercambio; es en esa lengua que podemos comunicarnos culturalmente, dicho esto en el sentido más amplio.
Entre los dos polos – la diversidad lingüística y la lengua de intercambio – debieran ubicarse esos “equilibrios” que proclama la ministra saliente.
Podemos pensar el español – y en este sentido celebrar la iniciativa del nuevo ministro – como una herramienta para nuestro “estar en el mundo, que es el lugar que nos corresponde, y no en el ámbito único de nuestro mapa y de nuestra geografía'”
Pero teniendo en claro que la cultura excede al idioma, involucra aspectos más amplios, más vitales y, sobre todo, tiene la capacidad de crear más cultura, más diversidad, en suma.
Enlaces de esta Entrada:
Molina trabajará para convertir la cultura española en motor de las personas que hablan en español
Spanglish
Portuñol
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