En diálogo con el diario La Nación de Buenos Aires el catalán Tony Puig Picard se refirió al vinculo entre gestión de la cultura, marca ciudad y presupuesto. Veamos algunos de los comentario reflejados en la nota firmada por Susana Reinoso:
La marca ciudad “Se construye desde la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas. Así se crea una marca: con todos los ciudadanos incluidos. El problema que observo en la Argentina es que la gente no confía en sus instituciones políticas, no confía en sus intendentes. Los ciudadanos no se sienten incluidos en las políticas públicas. Antes bien, se sienten utilizados. Pero esto puede cambiarse, cuando el discurso político pone en el centro de la cuestión, los valores. Buenos Aires se posiciona como marca en el mundo, a pesar de [que] sus instituciones políticas y las del país ayudan bastante poco”
Como dice Puig Picard la ciudad de Buenos Aires es una marca en sí misma alimentada por una vastísima tradición cultural que incluye un ritmo musical hace tiempo globalizado como lo es el tango, escritores de la talla de Borges y Cortazar por citar sólo dos; deportistas, desde Fangio hasta Maradona; músicos como Piazzolla y Atahualpa; en fin, sus artes todas ellas; pero también nuestras contradicciones.
Hace unos días comentábamos, bajo el título “La cultura partida”, una de estas grandes contradicciones de nuestra cultura: la tremenda desigualdad entre nuestra ciudad de Buenos Aires y el resto de la geografía nacional.
Desde este lugar creemos que Buenos Aires necesita, además de la confianza de los ciudadanos porteños, recuperar la confianza de todos los ciudadanos argentinos, vivamos donde vivamos. Ese es el rol de una capital: expresar al conjunto de un país y no sólo su propio ombligo.
Esto, claro está, supone debates más profundos sobre nuestra propia multiculturalidad que exceden el espacio de esta nota. Digamos sí que una de las dimensiones del problema es la presupuestaria. Y allí, el especialista catalán funda su visión del tema recurriendo a una contraposición poco inocente que el medio convalida:
"En Medellín, sin petrodólares, pero con voluntad política de reducir la violencia social y dar educación, el alcalde Sergio Fajardo invirtió el 40% de su presupuesto. Las bibliotecas y las escuelas lograron disminuir sensiblemente la violencia en las calles", señala el gestor catalán. Y el asunto pudo ser corroborado por La Nacion hace un año, en una recorrida de los parques-bibliotecas en barrios periféricos de la ciudad (...) En cambio Caracas, con todos los petrodólares de Chávez, sigue siendo una ciudad desvertebrada y violenta. Eso muestra que el problema no es el dinero, sino que hace falta capacidad creativa y voluntad política”
Compartimos la idea de que es más importante la voluntad política que el dinero; pero el presupuesto es una de las dimensiones más transparentes de la voluntad política. La Argentina necesita descentralizar sus políticas culturales incluyendo los recursos tanto materiales como simbólicos que se utilizan para llevarlas a cabo.Quizás una de las razones de esa “desconfianza de la gente en las instituciones políticas”, que bien percibe Puig Picard, sea la excesiva centralización de un estado que, en los papeles, se define como federal. Pero que, en la práctica cotidiana, atiende preferentemente en Buenos Aires.
13 septiembre, 2008
Gestión cultural, marca ciudad y presupuesto
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