Dice un funcionario español : 'una política cultural que obvie la dimensión económica es una política ficticia, ya que no hay creatividad sin tejido industrial y económico (...) el propósito del plan es 'el tránsito desde una fase 'improductiva' de la cultura, que podría denominarse 'pre-industrial', a una fase 'productiva e industrial', ya que el papel de la cultura está cambiando, ya no es una actividad que hay que cuidar como si fuera un elemento exótico' (...)'creatividad y economía están estrechamente ligadas' (...)'¿Qué sería de la historia del cine sin Hollywood, y de Hollywood sin industria?', inquirió, para luego añadir '¿cuántas creaciones han florecido gracias al enorme tejido industrial generado por Hollywood?'
La noticia completa se titula “Cruz presenta el Plan de Impulso a las Industrias Culturales, que por primera vez relaciona la cultura con la economía” y fue publicada por el portal Terra.es. Explica mediante un pequeño copete que: “El consejero de Cultura, Juventud y Deportes, Pedro Alberto Cruz, presentó hoy el Plan de Impulso a las Industrias Culturales de la Región de Murcia, un ambicioso proyecto que busca la normalización social de la cultura a través de su rentabilidad económica, y que por primera vez incluye a la cultura en un Plan de Dinamización Económica regional.”
Está claro, nos parece, que no puede pensarse la cultura sin considerar su dimensión económica. Es más, toda cultura está sostenida en un determinado nicho ecológico que le proporciona un cierto modo de sustento; no hay perspectiva teórica que ponga seriamente esto en discusión.
Pero de allí a plantear una fase “improductiva” y “preindustrial” hay un enorme trecho que debiéramos discutir un poco más. Porque la cultura construye sentido colectivo, identidad, participación y convivencia a partir de un horizonte simbólico común.
No creemos que haya razón alguna para contraponer ambas dimensiones. Más bien están imbricadas y potenciándose mutuamente.
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