Un artículo sobre el lugar del gestor cultural en la danza de cuba nos propone una mirada diferente sobre esta disciplina. Algunos párrafos para el debate:
“El papel del hombre-individuo como gestor de los procesos culturales y artísticos ha probado su importancia a lo largo del tiempo: a través de diversas denominaciones desde el siglo XIX, en los albores del capitalismo –empresario, director, administrador – , el gestor cultural en danza ha incidido en su desarrollo y en su mercado, provocando transformaciones sustanciales”.
Está claro que identifica “gestión cultural” con “promoción artística”; esto último en el doble sentido de promover ciertas tendencias y cambios en el arte así como en la resolución de las cuestiones prácticas vinculadas a la viabilidad operativa del hecho estético.
“El papel del hombre-individuo como gestor de los procesos culturales y artísticos ha probado su importancia a lo largo del tiempo: a través de diversas denominaciones desde el siglo XIX, en los albores del capitalismo –empresario, director, administrador – , el gestor cultural en danza ha incidido en su desarrollo y en su mercado, provocando transformaciones sustanciales”.
Está claro que identifica “gestión cultural” con “promoción artística”; esto último en el doble sentido de promover ciertas tendencias y cambios en el arte así como en la resolución de las cuestiones prácticas vinculadas a la viabilidad operativa del hecho estético.
Citando a un autor determinado el artículo lo plantea con toda claridad cuando sostiene:
“el gestor es quien «se ocupa de los asuntos mundanos», por lo cual ha de considerarse como necesario tanto para el logro económico como para lo artístico, pues conoce sobre mercado y a su vez aportará principios estéticos que influyen en el creador”
Desarrolla luego una mirada más ideológica – que no vamos a discutir aquí pero que vale la pena citar:
“Como gestión cultural puede entenderse un ensemble de acciones y personas que, con un fin concreto y material, estimulan el desarrollo cultural y obtienen resultados dentro de un contexto sociopolítico e histórico determinado.La gestión cultural contemporánea nace con el estigma de la dependencia del capital financiero e industrial el cual, apoyado en legislaciones flexibles, puede burlar diversos impuestos por «apoyos» a la «cultura».”
Interesa sí destacar que independientemente de la contradicción estado – mercado el artículo, desde un contexto tan diverso del nuestro, reconoce el lugar de la “gestión cultural” como imprescindible para el desarrollo de un determinado discurso estético; en este caso la danza. Y como separa lo específicamente artístico del campo de la gestión a la cual, de ese modo, le está reconociendo una cierta autonomía del arte:
“En la danza –sin ser necesariamente un artista– debe poseer cierto entrenamiento en la materia, una alta auto estima y un alto nivel de información humanística, dominio de idiomas, normas de educación y conducta; saber manejar la discusión y el dialogo. Más allá de los atractivos externos, si se quiere, para saber absorber a su contraparte.El gestor cultural en la danza, debe representar el proyecto artístico como propio proyecto de vida; tener elementos de convencimiento ante el director artístico y el coreógrafo, en tanto la obra danzaria puede satisfacer las exigencias de los públicos, los directores de teatros y festivales; incidir en el diseño de la programación, del repertorio, los materiales promocionales, la extensión y la sensibilización”
“En la danza –sin ser necesariamente un artista– debe poseer cierto entrenamiento en la materia, una alta auto estima y un alto nivel de información humanística, dominio de idiomas, normas de educación y conducta; saber manejar la discusión y el dialogo. Más allá de los atractivos externos, si se quiere, para saber absorber a su contraparte.El gestor cultural en la danza, debe representar el proyecto artístico como propio proyecto de vida; tener elementos de convencimiento ante el director artístico y el coreógrafo, en tanto la obra danzaria puede satisfacer las exigencias de los públicos, los directores de teatros y festivales; incidir en el diseño de la programación, del repertorio, los materiales promocionales, la extensión y la sensibilización”
Verdadera autonomía disciplinaria que no siempre el arte reconoce a la “gestión cultural”.
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1 comentario:
Fernando: Mientras leo tu nota con la música de fondo del secarropas,no puedo evitar preguntarme: ¿qué,gestionamos?...al tiempo que reconozco que la respuesta a esta, en apariencia, inocente y poco comprometida pregunta merece un tiempo, un espacio y una vigilia neuronal que a ésta altura de la soiree disto de contar en el inventario de lo que queda después de otro día en ésta actividad que compartimos y bien se sabe, nos come la vida, más de una vez los nervios, y que no pocas veces nos hace doler órganos que ni siquiera sabíamos que teníamos...
De modo tal que, en ésta oportunidad, me limitaré a dejarte la representación falsa de un abrazo -hoy me levanté algo más Gorgiano, sí... con G.-.Ahora que finalmente ubiqué el paraje donde habita tu blog, prometo pasar más seguido y, si el viento acompaña, con la neurona algo más alerta.
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