El Enfoque de Marco Lógico – EML – es una metodología para la formulación, evaluación y gerenciamiento de proyectos. Pero, por la conceptualización que hace de las diferentes fases de un proyecto, por el modo de considerar a los actores del mismo y por el tipo de relación que intenta establecer con el contexto podríamos pensarlo también como un estilo de gestión en sí mismo.
Es decir como un modo de pensar nuestro accionar más allá de que estemos realizando o no un “taller de marco lógico”.
En primer lugar la idea de “grupo meta”: lo que otras metodologías formulan como beneficiarios – directos o indirectos – el EML lo amplia considerando todos los grupos de interés involucrados incluidos aquellos que llama “otros afectados”. Intereses, personas e instituciones cuyos posicionamientos pueden estar – y de hecho lo están normalmente – en conflicto. Y la consiguiente necesidad de hacer un “análisis de participación”.
En segundo término la búsqueda del “problema focal” definiendo al problema como la presencia de una dificultad y no como la ausencia de una solución. De este modo se abre un abanico mayor de alternativas que la sola solución ausente.
La necesidad de evaluar el contexto del proyecto. Y dentro de este la necesidad de identificar aquellos “factores externos” – que no están bajo el control de la dirección – que resultan necesarios, y aún críticos, para su concreción.
La definición, en la etapa de formulación, de cómo va a medirse la viabilidad y el éxito o fracaso del mismo. O sea, la utilización de indicadores de gestión.
Todo orientado a objetivos formulados participativamente.
Como toda metodología – y aún como estilo de gestión – el EML no es infalible. Como dice un documento de Preval:
"...con un vistazo rápido es posible saber “de que va” un proyecto concreto y descubrir sus principales fortalezas y debilidades. Evidentemente, existe la posibilidad de realizar
un marco lógico (una matriz) irreprochable desde el punto de vista de su coherencia interna, aunque su correspondencia con una situación concreta sea escasa o, en un caso extremo, nula, pero eso ocurre con cualquier procedimiento de planificación. Las críticas que señalan la posibilidad de utilizar “mal” el marco lógico no invalidan la utilidad del método. Muy a menudo, esas críticas se caracterizan por no plantear ningún tipo de alternativa, con lo que se mueven en un terreno más bien estéril."
Refiriéndose a la viabilidad específica de cada proyecto el documento que acabamos de citar establece una serie de criterios de los cuales nos interesa reproducir el más vinculado al campo de la cultura:
“Se trata de valorar las transformaciones socioculturales que inevitablemente conlleva cualquier proyecto de desarrollo (dado su carácter transformador) para comprobar que son adecuadamente sopesados, deseados e incorporados por los beneficiarios. Asimismo debe acreditarse que todos los componentes del grupo meta reciben un flujo equitativo de beneficios.”
El EML es aplicable a todo tipo de proyectos y, creemos, especialmente recomendable para proyectos de gestión cultural; como herramienta, por supuesto, pero también como un modo de pensar nuestro accionar en tanto gestores.
En la secciones ficheros de nuestra lista tenemos disponibles dos archivos referidos a esta metodología.
El Manual Completo de Marco Lógico – 94 páginas – con un peso apenas superior a los 400 Kb y un PDF de 237 páginas y unos 900 Kb producido por la gente del Preval referido a Diez Casos Prácticos.
Es cierto que se trata de una metodología compleja, no menos ciertos que los materiales de lectura que proponemos son extensos. Pero nadie dijo que la gestión cultural fuera una disciplina simple.
26 octubre, 2007
Enfoque de Marco Lógico: herramienta y estilo de gestión cultural
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