01 agosto, 2008

Ciudad y gestión cultural

Un breve comentario sobre la gestión cultural en Cádiz, firmado por José Ramón Ripoll, y publicado en Lavozdigital.es resulta una extraordinaria síntesis de qué debe ser nuestra profesión:

Un plan organizado de cultura consiste en estudiar las necesidades de los ciudadanos para aumentar así su nivel de conocimiento y creatividad. De poco vale montar espectáculos aislados si se descuida el objetivo de su propuesta. Podría venir a Cádiz la Filarmónica de Viena o los Rolling Stone, pero eso no significaría ningún salto cualitativo en nuestra afición musical si no fuera acompañado de una continuidad coherente, donde el espectador no fuera un mero sujeto pasivo, sino parte implicada en un proyecto abierto y colectivo. Lo mismo ocurre con el teatro, la pintura o cualquier otro tipo de manifestación artística o cultural. Los encargados de áreas, delegaciones y centros de cultura -y en este caso el Ayuntamiento es el máximo órgano responsable- tienen el deber de contar con la iniciativa de otros colectivos, y no sólo a manera de consulta, sino impulsando su funcionamiento autónomo. Ocurre, en la mayoría de las ocasiones, lo contrario: que la administración ve invadida sus competencias por un grupo de ciudadanos independientes que, a la larga, podría hacerle sombra y, si encima son críticos, poner en tela de juicio su labor.La gestión cultural es hoy día una profesión que requiere experiencia, contactos, capacidad de producción, sensibilidad y, sobre todo, visión global del contexto para el que se trabaja en espacio y tiempo. Es, por tanto, exigible una programación acertada que cubra los requisitos de la vecindad a largo plazo, fruto de un seguimiento atento y cotidiano de esas expectativas, más que un popurrí de actos dispersos y veraniegos, por mucho relumbrón que estos aporten. Transformar un castillo militar y antigua cárcel en foro de la cultura es una buena noticia, pero como siempre, hay que llenarlo de ideas e infraestructuras adecuadas. Ojalá que, de aquí a 2012, desencastillemos la cultura.

Más allá del origen de la nota, de la referencia a la transformación de un antiguo castillo y de las autoridades involucradas, esta opinión es perfectamente aplicable a cualquiera de nuestras ciudades. Tanto en el reclamo de planes que vayan más allá de una sucesión de eventos cuanto en favorecer la participación social sin reclamar lealtades políticas, partidarias o de cualquier tipo.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola: Pienso esta nota refleja tambien que el area de cultura tambien en nuestro pais no tiene la importancia y la infraestructura que se merece. Es real, pareciera que la cultura es solo poder participar de un recital al aire libre o ir a las muestras de arte con entrada gratuitas.No tenemos incorporados que la cultura es parte de nuestra educación y que es parte fundamental para nuestra formación principalmente como seres humanos con valores,valores que no se intentan recuperar.

Anónimo dijo...

Algún dia deberemos entender la amplitud a la que deben apuntar las gestiones culturales. Ese día nuestras fogatas de San Juan y San Pedro volverán a arder para cocinar batatas y auyentarán a las calabazas y vampiros de los viernes de brujas impuestos recientemente.
Ese día volverán a organizarse coros de niños para que canten haynos y carnavalitos en los atardeceres de diciembre preparando el espíritu criollo para recibir la Navidad. Ese día volveremos a festejar las fiestas patrias en la fecha conmemorada, y el chocolate caliente reemplazará a la nórdica hamburguesa.
Habrá un día en que "la cultura" viajará a los barrios para armar un teatrito de títeres con monigotes cabeza de mate, y el palo enjabonado volverá a movilizar voluntades de triunfo.
Habrá un día de fogones con niños cantores y de abuelas enseñando a tejer, y de padres cortando cañas para armar un barrilete y de abuelos contando sobre la "luz mala".