29 enero, 2010

30000 contactos entre gestión y cultura


"¿Qué Gestionamos? Enlaces entre Gestión y Cultura" nació en el 2006 como apoyo a nuestra tarea docente en el Instituto Superior de Formación Técnica N° 12 (Modalidad Gestión Cultural) dependiente del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es heredero de la lista de discusión Gestión y Cultura que habíamos desarrollado con idéntico fin y que hoy funciona como lista de difusión con más de 400 suscriptores que reciben, periódicamente, nuestros contenidos.
Durante el año pasado – 2009 – recibimos, según el contador de Motigo, más de 30000 visitas.
Más del sesenta por ciento de ese tráfico proviene del mundo – principalmente hispano hablante – y poco menos del cuarenta por ciento de la Argentina; incluido todo el interior de nuestro territorio. Es decir que ha superado ampliamente la intención que, como docentes, teníamos al comenzarlo. El mapa de visitas que ilustra esta nota es muy representativo de esto que decimos.
Hemos sido enlazados por blogs y sitios de la Argentina, Chile, Colombia, España, México, Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos.
Este pequeño balance de nuestra tarea no figurará, seguramente, en la historia del marketing pero muestra claramente cómo una iniciativa docente nacida para apoyar su trabajo áulico puede trascender más allá de la institución donde nació. Y con trabajo voluntario como único sostén.
Lo hizo gracias al público que empezó a sumarse a una lista de discusión montada en un servidor gratuito y que sólo aspiraba a servir a un pequeño grupo de alumnos. Lo cual demuestra, más allá de nosotros, que la gestión cultural motiva hoy un interés cierto.
Nuestra carrera fue la primera oferta académica que sobre la materia se dictó en la Argentina. Hoy la oferta es mucho más amplia, diversa y, naturalmente, con calidades también diversas.
Como nos decía un lector mexicano en un comentario privado – que no estamos autorizados a reproducir – la realidad es que en muchos de nuestros países abunda la formación académica pero faltan propuestas de empleo para los egresados.
Muchas veces ocurre que a la hora de contratar una persona para realizar las tares propias de la profesión se recurre más a la amistad o a las lealtades políticas que a la formación académica.
También es cierto que (por lo menos en la Argentina) los egresados tenemos, todavía, una escasa cultura emprendedora. Quizás esa debiera ser, para los habitantes de estas tierras, una prioridad para los próximos años.
Iniciativas como este blog – y muchos otros – ayudan a darle visibilidad a la necesidad de profesionalizar la tarea superando cierto espíritu artesanal –o clientelístico – que abunda por allí.
Como decíamos párrafos atrás buena parte de nuestro tráfico se debe a los enlaces que hemos recibido de otros blogs de modo que vaya para todos ellos nuestro reconocimiento. En particular a las Asociación de Gestores Culturales de Madrid, así como la de Valencia, a la Universitat Oberta de Catalunya y al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de México, instituciones de reconocido prestigio dentro de nuestra profesión.
Concluimos este pequeño balance agradeciendo a nuestros lectores el que nos hayan acompañado durante todo el año. Y reiteramos la lista completa de aquellos que nos han enlazado desde los más diferentes lugares.

Argentina:
Gestión Cultural Luján

Museología al Palo
Desde La Plata – Buenos Aires

Chile – Puerto Montt
Lunático

Colombia
Investigar Kultura

España – Andalucía
Faccendo

España – Cataluña
Hemeroteca de Gestión Cultural
Universitat Oberta de Catalunya


España – Madrid
AGETEC
Asociación de Gestores y Técnicos Culturales de la Comunidad de Madrid


España – Madrid
El Mundo a la Carta

España – Valencia
Asociación de Gestores y Gestoras Culturales
del País de Valencia


España – Castellón
Agitación Cultural desde la Periferia

Wikanda

México
CONACULTA – Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Puerto Rico
Papiro Digital

República Dominicana
Arte Carlos de los Santos

USA
Cultural Identities and Social Movements

Otros
Gestores Culturales sin Fronteras

26 enero, 2010

Industria y producción cultural


Una nota publicada por el portal de la Asociación de Revistas Culturales de España pone en discusión la condición de industrias culturales de las artes escénicas.
Se revisa allí la nomenclatura que este dominio tiene en diversas administraciones culturales públicas de España comparándola con los criterios utilizados en el mundo anglosajón. Se dice en el artículo citado:

Las razones de que las artes escénicas no puedan ser consideradas como industrias culturales se deben a la naturaleza de sus procesos de creación, difusión y recepción, de los que ya hablaron en su día William J. Baumol y William G. Bowen en un conocido estudio en el que acuñaban el sintagma "cost disease" (fatalidad de costos) como característica fundamental de las artes en vivo como la danza, el teatro, el circo, la ópera o el ballet, además de estilos musicales concretos. (…)
“… el debate en torno a las industrias culturales no quiere convertirse en una cuestión bizantina, un diálogo de sordos o una pura disquisición terminológica. Quiere situar las artes en su territorio preciso para mostrar que unas requieren un tipo determinado de tratamiento en la acción de gobierno, y otras de otro tratamiento bien diferente, porque no es lo mismo la música rock que la música clásica, como también son diferentes la difusión del libro y la difusión de la danza.” (…)
“También persigue que la acción de gobierno en el campo de las artes se realice en función de aquello que hace que las artes sean lo que son y no otra cosa, o no cualquier cosa. Bueno es que determinadas actividades, sean artísticas o no, se aprovechen de las ventajas de una "industrialización" racional y cualitativa, pero las artes escénicas exigen otras políticas y otras orientaciones.


Las industrias culturales – y la denominación en sí – han sido, desde siempre, objeto de intensos debates. No poco del cual puede encontrarse en los autores más representativos de la llamada Escuela de Francfort. Otra referencia inevitable es la clásica obra de Umberto Eco: Apocalípticos e Integrados.
Más allá de la discusión conceptual resulta interesante el enfoque planteado en el medio español sobre el lugar que las artes – en este caso, escénicas – y las industrias culturales deben tener en las administraciones culturales de nuestros estados.
El caso de la Argentina puede verse en el organigrama de la Secretaría de Cultura de la Nación donde figuran por un lado una Dirección Nacional de Industrias Culturales y por otro una Dirección Nacional de Artes.
Más allá de lo cual existen elencos e instalaciones de diversos niveles institucionales dedicados a las artes escénicas, por caso el Instituto Nacional del Teatro creado por ley de la Nación o el Teatro Colón dependiente del gobierno estadual de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Desde el punto de vista de la gestión cultural debiéramos debatir también, me parece, cuál deba ser la orientación fundamental del accionar público hacia las artes tanto como hacia las industrias culturales.
Por un lado están los cambios que las nuevas tecnologías le imponen a las industrias culturales e incluso a la gestión escénica que alguna vez tratáramos en una nota titulada “Cambio cultural e industria musical” donde planteábamos, por vía de hipótesis: “Y en consecuencia cabría una pregunta que involucra a todas las industrias de contenidos ¿Qué futuro tienen los modelos de negocio basados en vender soportes? Sea que estos fueren papeles, discos más o menos duros o incluso los modernos pen drive. La verdad es que las redes telemáticas – cada vez más potentes, rápidas y baratas – favorecen la trasmisión de todo tipo de contenidos para todo tipo de uso – trabajo, educación, compra venta de productos, etcétera. No pueden, claro está, trasmitir emotividad, por más que lo intenten.Podríamos arriesgar una hipótesis: sobrevivirán aquellas industrias culturales que logren incorporar emotividad a sus soportes o directamente faciliten el acceso a experiencias más emotivas.” Pero esto es sólo la mitad del problema.
La imagen de un país es la de sus industrias culturales” declaró alguna vez el presidente de Consejo de Dirección de la SGAE (sociedad de autores y editores de España) Eduardo Bautista quien, además, se manifestó en apoyo al:

… modelo por el que se empieza a apostar en Europa "para aprovechar las ventajas que tienen las industrias culturales en el marco de la economía global (...) este modelo cultural se asienta en tres pilares: un proyecto económico, "diseñado por expertos que conozcan el mercado y el desarrollo de las audiencias"; las subvenciones de los poderes públicos, "porque es su obligación"; y el compromiso del ciudadano”.

Allí aparece (desde la gestión cultural, insistimos) el problema en toda su complejidad: en tiempos de profunda globalización de públicos, finanzas y culturas lo que debiéramos problematizar no son ya las artes o las industrias culturales sino las condiciones mismas de la producción cultural de nuestras comunidades.
En primer lugar se trata de la reproducción de nuestras culturas, es decir la creación y recreación permanente de símbolos que nos permitan reconocernos en un mundo propio haciéndolo habitable. Incluyendo las consecuencias económicas que para nuestras comunidades tiene el intercambio con el mercado global.
En segundo lugar la capacidad de legitimar las prácticas artísticas y discursivas en entornos cada vez más competitivos incluyendo en primerísimo plano el involucramiento de la propia ciudadanía en su sostenimiento.
Y, más importante aún, el sostenimiento de la “continuidad y sentido” de nuestras culturas; esto va desde la puesta en valor del patrimonio cultural hasta la proyección de nuestra identidad al mundo.
Aspectos que deben “bajarse” al terreno concreto de la producción cultural: la formación de artistas, el sostén de elencos especializados, el mantenimiento de instalaciones específicas (en algunos casos, sumamente costosas) y la formación de públicos por solo citar algunas de las acciones necesarias. Cada una de estas acciones – y las muchas que no hemos listado paro no abundar – son imprescindibles para garantizar la producción cultural.
La cultura puede ser clave para la economía” decíamos en otra entrada donde además se llamaba la atención sobre el hecho de que el sector cultural suele crecer, económicamente hablando, a un ritmo superior al resto de los sectores.
Pero esto es resultado y la producción cultural es proceso; requiere de tiempos de inversión que exceden largamente los tiempos de una puesta artística. Ese es el bache que sólo puede ser cubierto por la acción del estado y esto tanto para la creación artística como para las industrias culturales que, además, están cada día más imbricadas.
Se requiere adecuar las administraciones culturales a ese nivel de complejidad centralizando las estrategias y descentralizando la ejecución para garantizar la producción cultural en su conjunto y también para que “…la acción de gobierno en el campo de las artes se realice en función de aquello que hace que las artes sean lo que son y no otra cosa, o no cualquier cosa.

22 enero, 2010

Fondos concursables para revistas culturales argentinas


Se entregarán diez subsidios de hasta veinte mil pesos a proyectos de revistas culturales presentados por organizaciones de la sociedad civil con personería jurídica, según informa la Secretaría de Cultura de la Nación.
Se trata del “Concurso Nacional de Nuevas Revistas Culturales Abelardo Castillo” convocado en el marco del "Programa Revistas Culturales Argentinas" de la Secretaría de Cultura de la Nación. Las bases completas del concurso pueden bajarse desde este enlace.
Este concurso se presenta como la primera etapa de:


… el programa de promoción de las Revistas Culturales Argentinas desarrolla un conjunto de políticas públicas que tienden a identificar, valorizar y promover las publicaciones culturales de la actualidad, por considerarlas instrumentos cualificados de comunicación cultural y social.
Entendemos por revistas culturales a aquellas publicaciones en papel dedicadas a la música, las artes escénicas, la literatura, las artes visuales, el diseño, el cine, y los medios audiovisuales y multimedia, así como al pensamiento aplicado a la política, las ciencias sociales, la filosofía y la historia.
La promoción de las Revistas Culturales Argentinas pondrá especial énfasis en los proyectos independientes, que son aquellos que contribuyen a la diversidad y pluralidad de voces, enfoques y opiniones.


Se presenta además un registro de revistas culturales que, al día de la fecha, tiene veintiséis inscriptos. Con un mínimo de datos, toda publicación cultural puede inscribirse en el mismo.
Una iniciativa muy interesante que debiera incluir a las publicaciones electrónicas que también contribuyen a “la diversidad y pluralidad de voces, enfoques y opiniones”.



20 enero, 2010

La creatividad como actitud y condición


¿Qué es la creatividad? ¿Cómo aprendo a ser creativo? Son preguntas que escuchamos con mucha frecuencia en talleres, cursos y seminarios sobre gestión cultural. Y finalmente, la creatividad puede ser pensada como una actitud personal sometida a ciertos condicionamientos de espacio y tiempo. Así parece surgir del reportaje a Francisco Menchen que publica el sitio Neuronilla.com. El portal español cita como fuente una entrevista realizada por Patricia Muñetón Pérez para la revista de la UNAM. Veamos unas pocas líneas de ese material que recorre, entre otras cosas, la historia misma del concepto.

Para un lenguaje coloquial tengo una definición muy ilustrativa: "Mirar donde todos han mirado y ver lo que nadie ha visto". Pero en un entorno formal tengo que profundizar en su sentido, habiendo llegado a determinar que, la creatividad es la capacidad que tiene el ser humano para captar la realidad y transformarla, generando y expresando nuevas ideas, valores y significados.” (…)
“…la creatividad también se manifiesta ante una necesidad, ante una situación de crisis, reaccionando el cerebro y activando aquellas capacidades que están dormidas. Albert Einstein decía: "En tiempos de crisis, sólo la creatividad es más importante que el conocimiento" (…)
“Según los científicos, sólo conocemos el 10% de la realidad, el otro 90% es invisible, que el hombre no podrá descubrir con el uso de la razón y el pensamiento lógico. Para crear un nuevo conocimiento el investigador, el artista o el jardinero debe valerse irremediablemente de la creatividad que es la única capacidad que conecta con el inconsciente y además puede moverse por lo desconocido, por lo invisible y por lo imposible.” (…)
“Es imprescindible un compromiso de la política, de las universidades, de la sociedad y la financiación de programas dirigidos a todos los equipos docentes de las escuelas, institutos y universidad. En este caso, las nuevas generaciones disfrutarán de un clima propicio al desarrollo armónico, pleno y creativo del ser humano.” (…)
“Cualquier cambio que implique salirse de lo convencional genera incomodidad y desconcierto, y por ese siempre habrá resistencia al cambio. Es preferible prolongar lo conocido: el pasado. No podemos acudir a soluciones de antes, ante situaciones muy diferentes a las del pasado.” (…)
“No hay que olvidar que la creatividad es como la electricidad, está ahí pero hay que saber conectarla. El responsable de activar ese botón eres tú, y solamente tú. Yo espero mucho de la creatividad porque todavía estamos en la prehistoria de su desarrollo.” (…)
“La sociedad dará más valor a la única habilidad humana que no puede ser automatizada: la emoción. El lenguaje de la emoción afectará a todo, desde nuestras decisiones de compra hasta cómo enseñar a los alumnos. Este será el espíritu de los nuevos tiempos.” (…)
“En los centros docentes se debe empezar a soñar, incorporar el pensamiento prospectivo y pensar cómo será la escuela en el año 2030 y estudiar los cambios y los desafíos que se producirán. Hay que detener el pensamiento lineal y evitar repetir el pasado, sabiendo que no existe una ley natural que determine que sucederá en el futuro. La solución no consiste en mejorar la condición actual, sino en crear algo nuevo, porque ya no vivimos en un entorno estable y predecible, sino en un entorno de cambios permanentes.” (…)
“Actualmente, estoy implicado y muy ilusionado con un proyecto para crear ciudades creativas, pero partiendo desde la base, es decir, formando ciudadanos creativos que desde muy pequeño se sientan orgullosos de su pueblo o ciudad y se responsabilicen por un crecimiento sostenible.” (…)
“Tenemos la obligación ineludible de redefinir la educación y tratar de potenciar el valor sagrado, cósmico y espiritual que tiene el ser humano. Educar es un arte, es como componer una obra musical; es una tarea eminentemente espiritual, dirigida a la búsqueda e iluminación del yo interior.” (…)
“La sociedad necesita, hoy más que nunca, personas creativas, pues los niños nacidos a partir del año 2000 harán trabajos que todavía no están inventados.


La creatividad aparece, en la mirada de este experto, como una capacidad intrínsicamente humana, pero también como precondición de una humanidad mejor. Carga sobre las espaldas del sistema educativo buena parte de la responsabilidad de su impulso. Pero, desde nuestro lugar, cabe hacerse una pregunta más ¿Qué puede hacer la gestión cultural por potenciarla?
Mucho, incluso imaginar aquello que no puede ser imaginado y que, por tanto, no podríamos listar. También estar atentos a las ideas y experiencias que surgen a nuestro alrededor. No serán, naturalmente, todas las posibles, pero sí un puñado a revisar y, creativamente, replicar. Vayan algunas de las que hemos ido reflejando desde este blog:

- llevar la gestión cultural al terreno de lo cotidiano ampliando la capacidad perceptiva de las personas.
- sistematizar modelos de gestión cultural para replicarlos creativamente

Seguramente nuestros lectores conocerán otras y desde ya invitamos a incorporarlas a través de los comentarios. Quienes nos dedicamos a la gestión cultural debemos tener un profundo compromiso con el impulso de la creatividad. No hacerlo nos convierte en meros burócratas de las administraciones culturales.

18 enero, 2010

La multiculturalidad como programa

Bajo el título “Donde no hay diálogo entre culturas, puede haber choque de civilizaciones” el diario Clarín de Buenos Aires publicó el último domingo un reportaje a Elvira Saint-Gerons Herrera, entre otras cosas, directora de la Fundación Tres Culturas .
Dice la entrevistada: “…en cada ciudad, y en la mayoría de los países europeos, la multiculturalidad es un hecho. No hay una sola cultura sino varias coexistiendo y uno puede encontrarse con tantas nacionalidades diferentes que en su contacto van generando al mismo tiempo una cultura de la diversidad que en cada sitio adquiere formas y fisonomías propias.
La nota recorre el estado de la cuestión en Europa en general y en España en particular con una mirada decididamente global. Vale la pena leerla en detalle.
La Argentina no escapa a esta realidad de ser una sociedad multicultural y lo ha sido desde siempre con momentos en los cuales su población era mayoritariamente inmigrante.
Desde 1853, año de su primera constitución y hasta, más o menos, 1950 en nuestro país se amalgamó la cultura de hombres y mujeres provenientes de todas partes del mundo.
Ese proceso histórico se basó en cinco grandes líneas de acción:
- Un proyecto cultural de largo plazo que ponía más el acento en la comunidad de destino que en la comunidad de origen plasmado en la dicotomía “civilización o barbarie”.
- Una amplia tolerancia religiosa.
- El reconocimiento de la ciudadanía a la primera generación de inmigrantes.
- La educación primaria masiva como forma de inculturación de esos nuevos ciudadanos y
- La promesa, la más de las veces no cumplida, de entrega de tierras a las familias que llegaban a estas playas.
Cierto es que en parte ese proyecto se ejecutó contra los intereses materiales y simbólicos tanto de los pueblos originarios como del gaucho, hijo mestizo de españoles e “indios”. Y que recién la reforma constitucional de 1994 reconoció la preexistencia cultural de los aborígenes y los derechos que de ello emerge.
Las consecuencias de esa deliberada exclusión todavía pueden rastrearse en ciertos discursos minoritarios que pretenden encontrar en tales o cuales "razones raciales" el origen de algunas de nuestras turbulencias.
Pero no es menos cierto que la Argentina no ha vivido conflictos interraciales ni interreligiosos más allá de la existencia de minúsculos grupos xenófobos que jamás tuvieron real significación en nuestra vida política ni cultural.
¿Puede esta experiencia servir de base a la construcción de un programa de acción multicultural? Sí, a condición de hacer una evaluación crítica de la misma.
En primer lugar digamos que la sociedad argentina amalgamó todas estas culturas desde un estado que imponía desde arriba y hacia abajo una visión única de qué era “civilización” y qué “barbarie”. Ese unicato en la visión civilizatoria es una de las razones de la violencia política y social que hemos vivido hasta hace un par de décadas y además hoy ya no es posible.
Por otro lado, y más allá de vagas e incumplidas promesas, no hubo una política capaz de crear oportunidades de trabajo para todos los inmigrantes generando enormes bolsones de desocupación reflejadas en el conventillo primero, en las villas miseria luego y en los actuales asentamientos que rodean a varias de nuestras más populosas ciudades. Esta permanencia de situaciones de desamparo económico puede, en un extremo, potenciar la xenofobia disfrazada de lucha por el empleo y los recursos económicos.
Finalmente, la enorme diversidad de origen de nuestras poblaciones no siempre fue percibido como una oportunidad sino que se establecieron categorías de inmigrantes deseables – los provenientes de Europa en general – y otros a los que se fue etiquetando como indeseables – los provenientes de Latinoamérica en general.
Las administraciones culturales derivadas de ese proyecto replicaron el patrón: tolerantes en lo religioso, centralizadas y burocráticas en lo político y económico, orientadas más hacia las elites que a la democratización de la producción, circulación y consumo de bienes y servicios culturales.
Los aciertos y errores de aquel proyecto nacional formulado por la Argentina de mediados del siglo diecinueve son una excelente plataforma para aportar a la formulación de programas de gestión multicultural; sólo falta que la administración cultural pública invierta en su investigación y desarrollo.
Desde este brevísimo repaso de nuestra experiencia un programa multicultural es aquel capaz de crear un proyecto común cuyo capital más preciado sea la más amplia diversidad de orígenes. El desafío es crear con los otros un nosotros extendido.

Notas Relacionadas:
La UNESCO y la diversidad cultural

Foro Alianza de Civilizaciones, Estambul, Turquía

Los odios no son virtuales

Convención sobre “Protección y la Promoción de la diversidad de las expresiones culturales”

15 enero, 2010

Prioridades culturales argentinas para el 2010

Una nota del diario La Nación refleja las prioridades culturales argentinas para 2010 según las opiniones de distintos profesionales de la cultura:

"La prioridad es la institucionalidad. Hay índices que permiten hablar de un muy alto grado de creatividad de los artistas en todas las áreas que no se corresponden con la estructura institucional que merecerían. Esto hace que mucho de ese talento se desperdicie y se empobrezca la oferta cultural a la ciudadanía" (Américo Castilla, director de la Fundación Typa y ex director nacional de Patrimonio y Museos)

"Lo que más está haciendo falta es la construcción de redes, porque la cultura está segmentada. Faltaría un soporte más estructural, programas con más continuidad". Diana Saiegh, directora del Museo de Arte de Tigre y directora ejecutiva de la Fundación Deloitte.

"Desde las políticas culturales vinculadas al arte lo que no puede esperar más es la necesidad de articular un programa interinstitucional". "No puede basarse todo en el voluntarismo y en el esfuerzo personal de la gente". Andrea Giunta, doctora en filosofía e investigadora en artes visuales.

"mejorar al máximo la distribución de toda la producción cultural del país, ya sea pública o privada, porque el problema no es que falte producción, sino que no se distribuye adecuadamente". Daniel Divinsky, responsable de Ediciones de la Flor.

"La prioridad impostergable para el país es entender qué pasa afuera, ser vistos desde el exterior y dejar de mirarse el ombligo. Este año la literatura argentina tiene la oportunidad única de recibir todas las miradas en la Feria de Fráncfort y recuperar el espacio que tuvo" Elsa Osorio, escritora.

El Secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, mencionó la ley que creará el Instituto Nacional del Libro y Hernán Lombardi, Ministro de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se refirió a “afianzar la cultura como herramienta de creación y fortalecimiento de ciudadanía”.

El sector cultural argentino tiene unas vitalidades enormes pero también enormes tareas pendientes entre las cuales están, sin duda, estas que los especialistas consultados mencionan. Sorprende, eso sí, que el congreso de cultura que se realizará este año 2010 no haya figurado en ninguna declaración; quizás esto tenga que ver con la escasa trascendencia institucional que han tenido los anteriores llamados.
Pero hay tres cuestiones que nos parecen prioritarias: un federalismo cultural que se refleje en los presupuestos, una nueva institucionalidad que contenga más estado y menos gobierno y una mayor vocación descentralizadora de parte de los gobiernos nacional, provinciales e incluso los municipales. En definitiva se trata, nos parece, de redistribuir el poder abandonando las formas unificadoras de los proyectos estatales de la modernidad que aún perviven en nuestras administraciones culturales.

Notas Relacionadas:
Bienvenidos al bicentenario

Estado, cultura y política: un debate eterno

Federalismo y cultura

12 enero, 2010

Gestión cultural entre frutas y verduras

La gestión cultural puede ocupar los lugares más inverosímiles: los únicos límites son el buen gusto y la creatividad de quien gestiona.
Dicho así no pasa de una mera declaración voluntarista. Y sin embargo sobran los ejemplos.
Alguna vez hablamos de gestión cultural en una vidriera. Otra de gestión cultural hospitalaria; de una protesta política con aire circense o de un almacén museo.
Podríamos, además, citar el caso de la hermosamente caótica feria Tristán Narvaja de Montevideo donde puede comprarse casi de todo: desde pájaros y cebollas hasta música, artesanías o libros antiguos.
Pero ¿Puede una opera surgir entre los puestos que venden fruta, fiambres o pescado? Habrá, naturalmente, dificultades técnicas de todo tipo; faltará la caja de resonancia propia de un teatro o el despliegue de la escenografía, tampoco habrá dispositivos para subtitular en el idioma de los asistentes. Y sin embargo el público puede disfrutarlo.
Claro que para esto la gestión cultural debe hacerse cargo de la formación de públicos, y no solo de la captación de espectadores con todo lo importante que es esto último. Las personas necesitamos que nos muestren y nos ayuden a apreciar las distintas formas que puede asumir el arte. A comprender sus códigos y simbologías.
Esto es lo que están haciendo desde el sitio “Eso que se conoce como la opera” y han colgado en youtube un video que les proponemos compartir: una iniciativa que vale la pena conocer, difundir y, creativamente, replicar.

07 enero, 2010

Nuevo periodismo y gestión cultural


En un extenso reportaje al experto Roberto Igarza publicado por el portal chileno Observatorio Fucatel se pone en discusión el rol del periodismo de cara a las profundas transformaciones culturales producidas por las tecnologías de la información y la comunicación. Se trata de una lectura imperdible para aquellos que hacen del periodismo y los medios su profesión. Pero tiene también enormes implicancias para la gestión cultural: sea porque equipara la función del nuevo periodismo con la curaduría de arte, sea porque la comunicación es un componente clave de cualquier proyecto cultural. Veamos algunos párrafos:

Entre las Industrias de Contenidos, categoría que los medios tradicionales evitan, el complejo industrial-periodístico ha sido lento para reconocer el impacto de las nuevas formas de consumo cultural y de los cambios ambientales en la concepción misma de lo que significa leer. El complejo editorial, en su conjunto, libros, revistas y periódicos, se aferró al soporte papel en lugar de activar sus saberes para actualizar los modos de producir nuevo conocimiento y de distribuir sus contenidos.”
(…)
“La desmaterialización propia de la cultura digital hace que los productos de la creatividad interactúen de manera diferente con el contexto social (cultura, valores y creencias), con el contexto material (formas materiales espacio-temporales y medioambientales) y el contexto institucional (instituciones políticas, marco normativo).”
(…)
“En la era industrial los productos eran finitos, acabados. En la era de la desmaterialización, los productos son, ex profeso, inacabados, abiertos, comentados, remixados, son no lineales, hipervinculados, de acceso inmediato, antecronológicos, mestizos. En la era de la desmaterialización, los productos son votados y ordenados por los usuarios. Los blogs, los wikis y los RSS son propios de la nueva era.”
(…)
“Es indispensable pasar a la acción con un plan, lo que llamo, el “paradigma de transición”, que a diferencia de otros paradigmas no es socialmente reconocido, probado, instalado, conclusivo… Se trata de integrarse decididamente a la era de la desmaterialización teniendo en cuenta la mejora (capacidad, polivalencia, ergonomía) de las tecnologías y las nuevas competencias profesionales de quienes pueden no ser centrales, pero son indispensables: los periodistas.”
(…)
“En ese contexto, si debe destacarse una competencia profesional entre todas las necesarias, esta es la capacidad de gestionar contenidos. Entender la gestión en todas sus dimensiones: organizacional, cultural, tecnológica, normativa (derechos), financiera. Entender cómo gestionar el talento colectivo. Entender el modelo del negocio en el que se mueve. Entender los Medios de Comunicación como una metared de ciclo combinado (periodistas profesionales más periodismo-ciudadano) que pertenece al universo de las Industrias de Contenidos y que se desarrolla en un mercado hipercompetitivo donde todos los medios, independientemente de su naturaleza de origen, ofrecen información y entretenimiento.”
(…)
“Lo más importante es que con los nuevos medios, ese saber distribuido, inteligencia de muchedumbre, conforma una metared de conocimiento que se derrama con facilidad en Internet. Una metared que no posee centro, aunque en ciertas actividades algunos nodos sean más determinantes que otros.”
(…)
“Cómo será el ecosistema mediático-cultural al que nos dirigimos, no lo sabemos. Pero sí sabemos que nos trasladamos hacia un espacio mucho menos “autoritativo”. Un modelo que combina la difusión vertical y la comunicación horizontal. Un modelo que, al menos en la transición, podríamos llamar modelo social, construido con una mayor influencia de los más jóvenes. Un modelo sustentado en los contenidos compartidos cuyo valor es personalizado y dónde la lectura se realiza en comunidades.”
(…)
“Por ejemplo, The Guardian, sustenta su estrategia de reputación en la web ejerciendo el rol de curador. Promueve la ampliación de la lectura hacia dónde existe contenido de calidad, no importándole si éste se encuentra más allá de sus fronteras virtuales. Lo importante es que se posiciona como el curador de la red para sus usuarios que reconocen la calidad de su trabajo en la selección, en la manera de organizar y presentar las posibilidades de ampliación y contraste.”
(…)
“Ahora, se gana con argumentación, influencia y persuasión, en conversaciones múltiples y simultáneas, dónde el saber se comparte más informalmente que institucionalmente. La capacidad de la red para convertir anónimos en estrellas en un lapso de tiempo tan breve demuestra su impacto social, al menos, en algunos segmentos etáreos. Lo formal, instructivo y asimétrico empieza a ceder a favor de la construcción de comunidades, redes de relaciones y conocimiento compartido.”
(…)
“Allí, la función “curaduría” es significativa. Aun cuando la web se transforme y se semantice, apropiarse dinámicamente (significado apropiado y contextualizado) de la información entrante de una realidad cambiante exige capacidades que el usuario solo no puede realizar. En una Sociedad Red, donde el conectivismo se ha vuelto una práctica social tan difundida, continuamente los nodos se revalorizan como resultados de las operaciones en las que participan.”
(…)
“El valor del nuevo medio, en términos de negocios, equivale al valor de las comunidades que aglutina. Dime con quienes (cantidad, calidad) estás conectado y te diré quien eres. El mayor desafío reside en cómo monetarizar esas comunidades.”
(…)
“Lo que sucede es paradojal y reafirma que nuestra visión no es equivocada cuando decimos que la Convergencia no es solo un fenómeno tecnológico, sino que es, sobre todo, un fenómeno cultural y transmediático, es decir, que desborda ampliamente las fronteras de los medios, aun considerando sus versiones on line.”
(…)
“Es un espacio de compromisos mutuos con millones de nanoaudiencias. Una suma de canales complementarios de relación con consumidores que navegan promiscuamente entre n fuentes de información y, raramente, pero de manera creciente, alternan entre el rol tradicional de consumidor y el de productor de conocimiento. El nuevo ecosistema es una red de conexiones para desarrollar influencias. Una forma asequible de empoderamiento de las audiencias, una forma genuina y novedosa de construir comunidades.”
(…)
“… esta nueva etapa se caracteriza por la capacidad interactiva de los modelos de comunicación para promover la inclusión de los usuarios en el proceso de producción del discurso, un nivel superior de interactividad que facilita al lector la intervención sobre lo que se publica. Vota, establece rankings, hace socialbookmarking. Comparte mucho, a veces comenta, algunas veces remixea, la amplia mayoría de las veces navega fuera del microuniverso de las versiones on line de los medios tradicionales.”
(…)
“Al comando de sus máquinas comunicantes, las personas viven hiperconectados. El ocio y la fruición se hacen participativos. El contexto espacio-temporal del ocio y el entretenimiento ha cambiado. Todo se comparte virtualmente, todo el tiempo, desde cualquier lugar.”
(…)
“La Economía de la Atención Escasa exige que los contenidos sean competitivos, es decir, capturen durante un lapso tiempo lo más prolongado posible la atención del usuario. Recordemos que uno de los principios básicos de la publicidad indica que es el cruce de cantidad de impactos con el tiempo de exposición al mensaje lo que se traduce en una mayor efectividad de la inversión.


Desde cualquier lugar y en todo momento parecen ser las condiciones constitutivas de los procesos comunicacionales de nuestro tiempo. Acelerando vertiginosamente, nos parece, los intercambios simbólicos entre personas y organizaciones; y las múltiples influencias culturales que esto supone.
Hace unos meses, en una nota sobre Economía de la atención y gestión cultural, hablábamos de cómo el marketing está utilizando al arte como soporte de sus estrategias de marca y de producto.
Esta propuesta del nuevo periodismo como curaduría de arte abre una mirada todavía más profunda: como en una exposición, el recorrido mismo se vuelve significado. La capacidad de organizar recorridos coherentes entre contenidos diversos se vuelve una habilidad básica para la gestión cultural ¿Será, como propone el autor, un paradigma de transición? O habrá llegado para quedarse.

Nota Relacionada:
Contenidos digitales y gestión cultural

04 enero, 2010

Bienvenidos al Bicentenario


El primer día hábil del 2010 es momento propicio para desear a nuestros lectores un gran año y también para preguntarnos por las tareas de nuestra profesión – la gestión cultural – de cara al Bicentenario.
¿Qué bicentenario celebramos? Alrededor de 1810, las colonias españolas de América iniciaron sus procesos independentistas. En ese sentido suele hablarse del bicentenario de los gobiernos patrios americanos y no está mal.
Pero también podemos pensar en un proceso un poco más largo que comienza con la independencia de las trece colonias norteamericanas – 1776 – pasa por la revolución francesa – 1789 – y, en más de un sentido, todavía no ha concluido del todo.
Desde aquella era de la revolución – al decir de Hobsbawm – hasta nuestros días la lucha ha consistido en pasar de súbditos a ciudadanos.
Ciudadanía pendiente en distintos grados para las mujeres, los afrodescendientes y las comunidades aborígenes americanas por nombrar lo más evidente de una larga lista que varía de lugar en lugar.
Baste recordar las luchas de Matin Luther King, la República Española, los mártires de Chicago o la Revolución Mexicana por citar unos pocos y muy conocidos ejemplos. Una lucha que nació global más allá de que al localizarse en cada país o región adquirió sus propios acentos. Particularidades sobre las cuales tendrán mejor opinión que nosotros los propios involucrados; muchos de ellos lectores y lectoras de nuestro blog a quienes, desde ya, invitamos a opinar.
En nuestro país, Argentina, la esclavitud fue formalmente abolida en 1813 pero en materia de derechos de los afrodescendientes hay todavía mucho por hacer.
Los derechos electorales de los ciudadanos llegaron recién en 1912 luego de largas luchas encabezadas por la Unión Cívica Radical. Las mujeres argentinas votarían por primera vez en todo nuestro territorio en 1951 con el especial empuje que supo imprimirle al tema Eva Perón.
Los derechos de los pueblos aborígenes como tales fueron recién reconocidos por la Constitución Nacional de 1994. Y todavía no han terminado de bajar del papel a los hechos.
¿Hace falta decir que la pobreza extrema, las restricciones a los inmigrantes, la degradación del medio ambiente y la violencia generalizada son incompatibles con una verdadera ciudadanía? Y que estos flagelos campean nuestros territorios en grados diversos pero no menores.
Desde este lugar debiéramos pensar la gestión cultural como algo más que el fortalecimiento de políticas públicas orientadas al desarrollo del arte y el pensamiento especializado aunque los involucre.
La construcción de ciudadanía – política, social y cultural – es en sí misma una política cultural. Que remite a la formulación y puesta en marcha de estrategias de poder capaces de vencer inequidades y privilegios de todo tipo.
Capaz de descentralizar a nuestros estados en todos los sentidos posibles, haciéndolo presente al lado de cada persona como promotor de sus derechos ciudadanos.
Tal como ocurrió en 1810 con la formación de los primeros gobiernos patrios o en 1910 con la reformulación del sistema electoral también en 2010 necesitamos repensar las instituciones que administran las políticas culturales.
Necesitamos que sean más políticas y menos partidistas: no porque nieguen a los partidos sino porque proyecten acuerdos multipartidarios de largo plazo donde los profesionales de la gestión cultural puedan aportar su experticia sin subordinarse a lógicas clientelares de ningún tipo.
Necesitamos también que articulen los diferentes niveles de gobierno evitando competencias y superposiciones que terminan, inevitablemente, en el dispendio de recursos públicos siempre escasos.
Necesitamos que la multiculturalidad esencial de nuestras sociedades esté respaldada en políticas de estado sin caer en relativismos culturales que terminan degradando la cultura del conjunto. En la Argentina esto se llama federalismo cultural del estado nacional para con las provincias pero también de estas para con sus municipios y comunas.
Necesitamos, insistimos, una nueva institucionalidad cultural y el bicentenario es un tiempo ideal para poner en escena esta necesidad. Bienvenidos a la construcción de ese debate. Es nuestro deseo para este 2010 que estamos empezando.

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Y sin embargo, feliz 2009